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—¿Me acompañas?
Ella me mira.
—Para que estarian las hermanas si no es para ayudar con el cuñado.
Le envié un mensaje con una mano con pulgar arriba y saca su celular lo mira y asiente, la hermana lo jala y él se va detrás de ellas, nos vamos a la casa de los sustos, y entramos al principio todo bien, pero luego que entramos, las luces empiezan a encender y apagar haciendo que mis ojos se distorsionen, carajo, veo a un hombre caminar a mí, santo dios, está totalmente ensangrentado y es un payaso, salgo corriendo y llego a donde un hombre que tiene una Acha y me sigue, corro por todo los lados y corro por donde sea que mis ojos y mis pies permiten, esta oscuro, cuando llego a un lugar donde hay muchos espejos, miro a todos lados, y camino pero pego con una espejo, no, no, esto no puede ser, porque le hice caso a mi hermana al separarnos, carajo, busque la salida y cuando salgo después de una hora casi de caminar sin saber a dónde, llegue a un lugar donde solo hay bancas y luces muy hermosas, adornado y muy lindo no hay nadie, alguien toca mi brazo y miro el rostro de un payaso, y grite lo más fuerte, cierro los ojos y retrocedo, me enredo y siento que voy a caerme, pero no lo hago, siento como me toma de la cadera y abri mis ojos, es él, mi corazón late a mil por minutos.
—Santo jesus. —dije alejándome de él.
—Lo siento.
—No vuelvas hacer eso, le temo a los payasos, además allá adentro fue de lo peor.
—Tranquila. —me enrolla en sus cálidos brazos.
—La salida no da tanto miedo.
—¿La palabra es tanto? — levanté me cejas lo mire preocupada. Luego suspire. — ¿Y las demás chicas?
Cerré mis ojos disfrutando de el momento.
—Decidieron ir a la montaña rusa, les dije que iba pasear, por gracia de dios me dejaron ir, además les dije que vendría a verte, y estuvieron de acuerdo.
Se ríe y sonreí.
—Desearía que fuera así todo el tiempo.
Me gira delicadamente con sus brazos y me mira.
—¿Qué piensas?
—¿Cómo?
—¿Qué piensas cariño?
—Quieres que hablemos de cosas que me han perturbado de pequeña...
—Solo dime que piensas amor.
—Siendo totalmente sincera, no puedo decir nada ya que, tengo mi mente en blanco.
—¿Te digo que pienso yo en este momento?
—Me gustaría.
—Pienso en el día que te conocí, normalmente lo pienso todo el tiempo, ¿te confieso algo?
