Combatiendo al frío.
Y como las hojas de un libro intenso deslizándose por los dedos de un apasionado lector el tiempo pasó, llevándose desdichas y curando heridas, dejando recuerdos y enseñanzas, opacidad y también luz.
Llegando una vez más el mes de diciembre.
No había época en el año que Owen odiara más que la llegada del implacable invierno, que se instalaba arbitrariamente robándole la hermosa vista de las estrellas en el ocaso y la cálida salida del sol en las mañanas, llevándose a Cayden lejos y con él los únicos matices que daban colores a sus días grises.
Una navidad más que pasaría en soledad, con el frío que le consumía hasta los huesos y los nervios alertas para protegerse de los posibles ataques por parte de aquellos que como él no iban a su casa en la festividad de fin de año. Ya no era aquel niño que recibía maltrato en silencio y sin buscar la forma de defenderse, cuando toda aquella falsa que había entorno a él se hizo pedazos no hubo escaparía, o se convertía en carne fresca dispuesta a ser devorada o conseguía la forma de salir ileso de los mounstro que le rodeaban. Y no, no estaba dispuesto a ceder.
Había crecido tanto que incluso había repasado la estatura de Cayden y estaba a punto de alcanzar la Asher a pesar de tener menos edad, su voz también había madurado un poco, sus pensamientos fluyeron con más claridad y entendía más cosas y añoraba entender más, ya físicamente no era débil y detrás de Gale era el mejor en los ejercicios físicos, aunque no le interesaba las batallas ni las condecoraciones, lo que en verdad le apasionaba era la medicina militar.
Aunque su coraza no parecía tan inquebrantable como un páramo de concreto, por dentro se estaba cayendo a pedazos, llorando a mares por algo que era inevitable.
Se tenía que despedir de Cayden una vez más, fingiendo que él también sería buscado por su madre para pasar navidad en la mansión Brown, de lo contrario se arriesgaba a que su amigo decidiera quedarse para acompañarle y perder así la oportunidad de ver a sus padres. Y no quería éso, porque aunque no deseaba separarse de él sabía lo mucho que Davies amaba a su familia y lo ansioso que se ponía cuando se acercaba el invierno, deseando verles a todos una vez más.
—¿Y sabés cuando viene tu mamá por tí? —cuestionó Cayden, en plena oscuridad. Su voz tenía un cierto matiz ronco que había llegado después de su décimo tercer cumpleaños, algo que agradecía y exageraba para parecer más galante ante las chicas, aunque solo tuviera acceso a ellas cuando salía de vacaciones del colegio y la mayoría eran sus primas.
El chico estaba sentado en la cama baja de la litera, al lado de Owen. Ambos estaban ya acostumbrados a dormirse a altas horas de las madrugada después de sus largas conversas recostados sobre el techo del salón, algo que con el frío que hacía afuera era imposible de hacer.
—El general Reese dijo que él me iría a llevar en la tarde —mintió, dejando que silenciosas lágrimas se deslizaran por sus mejillas. Se permitía llorar ya en aquella lúgubre opacidad apenas se podían notar sus siluetas—, porque mi madre tiene que hacer un par de compras y ya sabes como es la relación que mantengo con Oswaldo.
Cayden lo meditó por un momento, haciendo silencio antes de expresarle su gran preocupación:
—Mantente a salvo ¿sí?
—¿Por qué lo dices?
—Me vendrán a buscar en la mañana.
—Sí, eso ya me lo dijiste.
Hubo otro corto silencio, uno que se esfumó con el candado suspiro de Cayden. Aunque sabía que Owen podía defenderse sin ningún problema no podía evitar sentirse preocupado, no quería dejarlo sólo, no iba a perdonarse nunca si algo le llegase a pasar a su mejor amigo.
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Noches de Penumbra y Melodía [BL]
Mystery / ThrillerÉl y yo estábamos destinados a estar juntos... más que destinados estábamos maldecidos ♪