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Demasiadas cosas pasaron como para comprenderlas de manera inmediata.

En cuanto supo que uno de sus más grandes errores era interesarse por lo que no debía comprendió que quedarse al margen suponía la mejor decisión para los tantos disparates que lo envolvieron durante los últimos días.

La mayoría relacionados con un extraño rubio que le provocaba severos conflictos internos.

Hyukjae siempre se consideró alguien que sabía cuándo y cómo mantenerse en raya.

Es decir, sin exceder límites. Sin entrometerse de más incluso entre su propia familia. Comprendía que, de ser necesaria su ayuda, sin excusas ni posibles rabietas, daría su mano a quien la pidiera.

Aunque también se alejaría si ésta era rechazada.

Tal fue el caso de aquella persona.

El asunto es, y de ahí que sus dificultades se dispararan con premura, que él no deseaba sólo terminar así sus encuentros esporádicos y casuales con ese hombre.

Llámese intriga o simple pasatiempo.

Lo ocurrido durante la mañana le dejó un amargo sabor entre los labios que sustituyó por completo al recuerdo del beso.

¿En verdad la persona que se molestó con él fue el mismo que le robó un beso en mitad de la nada entregándose a su boca con el último suspiro de la noche?

Intolerante por todos lados.

Recordaba sus planes antes de subir al barco.

Pensaba en darse sus momentos lejos del tumulto de ideas que Jang le expresara en su intento por integrarlo a las mismas actividades que él anhelaba.

Resultaba evidente que los amigos deseaban pasar mucho tiempo juntos. Sólo que, llegado el momento y más aún si súbitamente convivían en contextos poco accesibles para ambos donde uno se divertía más que otro, se volvían casi un par de desconocidos disfrutando a su manera.

Con el chico pequeño yendo por las mesas del club nocturno para bailar con sus amigos recién conocidos. Y con el peliazul fumando en la zona adecuada mientras miraba al exterior de la nave marina.

Por supuesto, no se sentían agredidos mutuamente.

Ni uno por ser abandonado en medio de tanto estruendo, ni el otro por no ser acompañado en sus aventuras que conllevaban alcohol, cantos desafinados y bailes exóticos.

Si acaso Hyukjae se sabía cómodo con verlo desde la distancia.

Él, a diferencia del escurridizo castaño, no se caracterizaba por albergar esos grados de personalidad extrovertida en la que consiguiera números y citas en abundancia tan solo en una misma noche. Claro que, de quererlo, sería más arrasador que su coqueto acompañante.

No obstante, Hyuk vivía entregado a sus propios y reservados deleites.

Por ello, si no se retiró de tan ruidoso lugar fue porque de alguna forma encontró divertido beber en una de las mesas mientras observaba la interacción que la gente abrigaba en lugares como esos.

Gritando para comprenderse. Haciéndose señas para llamarse. Enojándose entre parejas. Discutiendo por la cuenta. Exigiendo más bebida.

Casi parecido a las obras teatrales vanguardistas que los domingos por la noche gustaba de presenciar acompañado de mamá. Quien, desde joven, guardaba un gusto innato por las proyecciones de ese tipo. Mismo que supo heredar a su hijo no sólo por el placer de verlo entregado a la cultura de las artes escénicas.

Adagio [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora