La cabeza le estallaría en cualquier momento. A pesar de que trató de abordar los hechos sucedidos en el último par de horas con la naturalidad suficiente para dejarlos correr al momento, no obtenía la suficiente tranquilidad que precisaba. Gran parte del camino dentro del auto lo vivió acompañado de sus amigos que intercambiaban opiniones relacionadas con el altercado. Inha casi fue la más eufórica de no ser porque Heesung la instó a controlarse para evitar que la frustración afectara a su condición. No sirvió de mucho. Ella se aferró a la indignación que aumentó después de que Hyukjae les contara a detalle lo que ocurrió dentro de aquella gran casa.
Vergüenza tras vergüenza.
La sensación nauseabunda jamás se desvaneció. No sólo por los pensamientos inmediatos que al universitario atormentaron por su enfrentamiento con Emma, sino por la facilidad con la que conectaba su experiencia y la de Lee DongHae. Cada que hilaba sobre su vida junto a la peliroja un hueco doloroso se engendraba en la boca de su estómago. Picoteándole un posible bosquejo de las asquerosidades a las que lo habrá sometido durante su matrimonio. Los innumerables caprichos de Emma...
Los escalofríos volvieron. Se cubrió la mitad del rostro con la palma de su mano. Por poco cede a vomitar. Su desprecio por esa mujer hizo que se desestabilizara buscando dónde recargarse en el fondo del elevador.
Analizó su propio reflejo a unos metros.
La palidez extrema de su tez. No le parecía conveniente presentarse así ante DongHae. Aunque abrazaba la posibilidad de que éste se encontrara durmiendo ya.
Pasaba de la media noche.
Y sin importar que iba de un humor radioactivo el simple hecho de recordar que en breve se metería a la cama junto a su chico para sentir el calor innato de su cuerpo ayudaba a que su temple se sosegara rogando por la aceleración del ascensor aún en tránsito.
No estaba seguro de lo que haría. Es decir, sabía bien que le correspondía contarle a DongHae para tenerlo al tanto de su desagradable reunión con la bruja. Probablemente lo vería disgustado si se lo ocultaba. Al principio valoró guardarse el amargo momento para sí, pero en su lugar no cabían los descuidos. Y menos teniendo por la espalda a Emma convertida en un odioso chupasangre esperando el más mínimo desliz para lanzarse al cuello de uno de ellos con el objetivo de succionarlo todo.
No informar a DongHae era crear un vacío entre los dos.
Hyukjae no quería más fisuras.
No de esas que los perjudicara en su relación que, en esencia, era lo único estable que los dos conservaban.
Hyukjae ingresó al apartamento con mucha prudencia. Ya que la estructura de su hogar se definía por ser compacta había que tomar precauciones prácticamente desde que abría la puerta para evitar escándalos o tropezones. No se perdonaría despertar a DongHae si éste ya descansaba.
El interruptor automático de la entrada se activó. Un único faro iluminó su lugar para que se retirase los zapatos en el closet del calzado. Y ya que el aparato trabaja a contrarreloj aquello contaba exactamente con un minuto para después volver a la oscuridad.
El tiempo siempre fue suficiente para lo justo que era colocarse un par de sandalias hogareñas con las que evitaban la suciedad extrema en el suelo. Y también por mera comodidad. No obstante, Hyukjae no alcanzó a retirarse ni el primer zapato ya que, al analizar el fondo del pasillo con un vistazo fugaz y panorámico, vio algo anormal en el ambiente que de inmediato lo obligó a volver el rostro en esa dirección.
La mesa tenía un mantel rojizo. Y desde ahí se notaba cierta distribución de platos y vasos acomodados como si alguien fuera a cenar.
Entonces la luz automatizada se apagó.

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Adagio [EunHae]
Fiksyen PeminatLee Hyukjae no sabía cuánto necesitaba el caos que Lee DongHae le traería a su vida. Pero estaba listo para escuchar aquel canto atormentado que se ocultó durante tanto tiempo. Aún si a él mismo le hería...