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DongHae encontró un nuevo pasatiempo. Debía agradecerle a Hyukjae quien permitía los instrumentos necesarios para divertirlo. Empezando por el dedo índice. Midiéndolo a conciencia con el suyo, el músico encontró que el de él era un poco más largo. Si acaso la diferencia estaba relacionada con el crecimiento natural de las uñas.


Viendo los detalles, Hyuk parecía alguien que tomaba los debidos cuidados para su apariencia física. O tal vez fuera uno de esos casos especiales en los que el sujeto no mueve ni una pestaña y resulta que tiene los ojos más hermosos o la cabellera más sedosa.


Los dedos de Lee Hyukjae presumían de una insólita finura. Delgados, alargados, suaves. A ello también debía atribuirse que el estudiante dedicaba todo su tiempo a los libros y actividades que no requirieran de situaciones rudas que le maltrataran las manos.


No era algo que DongHae criticara, por supuesto, simplemente le causaba curiosidad. Comparadas con sus manos que guardaban una que otra callosidad en las yemas debido a la constante práctica con el violín. El rubio estaba acostumbrado a ello. Así que no existía de por medio algún tipo de queja sobre dolencias y otros malestares.


Fuera por ello que le gustó rozar sus yemas contra las de Hyuk para contener el aire debido a la suavidad que éstas conservaban.


La diferencia de profesiones resultaba evidente.


¿Cómo serían las manos de Hyukjae en unos años? Cuando estuviera ejerciendo sus estudios. Principalmente si éstos se encontraban relacionados directamente con la creación artística.


Más importante que eso: ¿DongHae tendría la dicha de seguir frecuentando a Hyuk para ese entonces?


Y como si lo hubiera llamado con sus pensamientos, la presencia intencionada de Hyuk se dejó entrever al tratar de entrelazar sus dedos con los de un violinista que llevaba buen rato acariciándole, delineándole y sujetándole la mano; divertido cual niño con juguete de edición especial.


El agarre de ambos quedó unido. Los dedos se entretejían por encima de las cobijas. DongHae quiso soltarse. Hyukjae se negó. Esto provocó que ambos buscaran sus respectivas miradas a pesar de la oscuridad que reinaba en la habitación.


Ni bien alcanzaron a decir nada y cual imanes recién descubiertos, sus bocas se pegaron en automático. El contactó pecó de delicado. Daba esa impresión de que, tanto uno como otro, sabían bien lo que pretendían al estar cerca. Recostados como un par de novios desprovistos de inquietudes ajenas.


Hyuk separó la cabeza de la almohada únicamente con la intención de llevar el beso a una profundización mayor. En la que pudiera analizar todo rincón de una cavidad húmeda que no paraba de arrojar sorpresas conforme aumentaban los momentos en los que conseguía probarla.


—Entonces —quiso detener DongHae al notar que Hyuk le soltaba la mano porque tenía de por medio otro objetivo: volver a acurrucarse entre los muslos del músico—. ¿Irás? —.


Hyuk apoyó las dos manos a los lados para mirar de mejor forma a quien estaba debajo. Besó la barbilla de aquel hombre.

Adagio [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora