13.

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Pensar en aquella persona era, básicamente, repasar infinidad de problemas de autocontrol que últimamente se le acumulaban en el interior.


Su falta de experiencia no sólo quedaba expuesta al momento de poner en funcionamiento sus capacidades corporales que apenas empezaba a conocer a fondo. Sino en la cuestión de la razón y la meditación previa a cualquier tontería que exhibiera su integridad.


Por supuesto no le asustaba el hecho de gozar de una actividad sexual constante y eufórica considerando que guardaba buen historial de aguante gracias a sus anteriores parejas. Sin embargo, algo de locura debía llevar consigo el empezar a aventurarse no sólo encima de un colchón, sino en un auditorio musical o en un sótano en cuyas estructuras nada había de atractivo o erótico.


Necesitaba desenmarañarle el concepto de 'pudor' a su propia anatomía. Esa que le hizo llegar a los límites más sublimes con sólo saber que su todo se enterraba en el trasero de alguien a quien parecía importarle menos el ambiente.


Y tal vez hubiese sido uno de los encuentros más intensos en su corta vida de no ser velados por la memoria cristalina de un par de ojos y labios que no podía sacarse de la cabeza.


Ciertamente Lee Hyukjae poco o casi nada consiguió observar del hombre con el que compartía el sexo más riesgoso de la historia, no obstante, no era imprescindible ser un gran analítico ni un gran observador para notar la congoja que aquel llevaba entre sus facciones y entre su propio actuar por cada vez que trataba de superponer el goce a su dolor sentimental.


¿Sabría el de cabellos claros lo lamentable que era verlo de frente?


¿Sabría lo incómodo que resultaba apreciar sus sonrisas forzadas?


¿Sabría lo empático que cualquiera se volvía con sólo escuchar las primeras notas de su nostálgico violín?


Dada la actitud defensiva y evasiva que lo gobernaba al saberse rudamente expuesto lo más seguro es que estuviera plenamente consciente de que nadie podía ayudarle. Por lo que, muy fríamente, se negaba a hablar de ello pensando que era una pérdida de tiempo abordar lo que ya no tenía remedio.


Aunque, si algo hubo que el estudiante no pudo sacarse de la mente muy aparte del acto sexual perpetuado entre ambos fue ese beso.


Llevaba dentro de sí una pizca amarga y, al mismo tiempo, suave en la que se sintió ansiosamente perdido. Un contacto tan pequeño. Una intimidad que rebasó por mucho lo que entre ellos pasaba con respecto a las embestidas y rasguños.


Lo sintió llorar contra su boca.


Bastó ese par de segundos para replantearse si podía o no continuar con los encuentros. Verlo lo ponía en un conflicto tremendo. Porque mientras su cabeza le gritaba desesperadamente que abandonara esos cinco minutos de placer y delicias, inmediatamente su cuerpo entero corría en brazos de un músico que, desnudo, parecía invitarlo a perderse sin retornos ni remordimientos.


Por tercera vez en ese pequeño rato Hyukjae suspiró a profundidad queriendo apartar de su cabeza los conflictos ajenos que en nada debían atormentarle.

Adagio [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora