—Salsa de soja, servilletas, mayonesa, leche, chocolate líquido, chocolate en polvo, duraznos... —murmuraba Hyukjae mientras avanzaba sin dejar de mirar la lista previamente realizada en su teléfono. Colocaba un asterisco en las orillas por cada que metían un objeto más entre sus compras.
El carrito, al mismo tiempo, no dejaba de tintinear por cada que Jannie se trepaba en el borde para empujarse hasta el final del pasillo dejando a Hyuk muchos metros atrás. Por momentos chocando con una que otra persona. O deteniéndose por si necesitaba algo en especial que se ofertara en la zona por donde caminaba.
—¿Crees que debamos llevar mermelada? —preguntó Hyuk sin levantar la mirada. Aun sabiendo que había un noventa de probabilidades de ser ignorado por su acompañante.
Para seguirlo sólo se dejaba llevar por el sonido que sabía perfectamente de quién provenía.
A JangHyun le encantaba hacer las compras del mes montado en el carro; importándole poco las inesperadas llamadas de atención que en ocasiones recibía por parte de los trabajadores.
Era como ir al parque con su mejor amigo.
Él siempre ascendiendo a los peligros y Hyukjae cuidando sus espaldas con cierta frustración por no mantenerlo quieto, así como por la alegría implícita de pasar tiempo juntos.
No consiguió la respuesta que quería. Parte de sus ojos fueron cubiertos y sintió un inusual peso en su cabeza que le hizo alzar el rostro. Jannie sonreía completamente complacido con el gorro blanco de conejo al que le colgaban dos cordones abultados y que ahora modelaba sobre los cabellos del pelinegro. El travieso castaño estiró las manos. Presionó los cordones haciendo que las orejas de conejo se levantaran al mismo tiempo.
Y lo mejor, combinaban de una forma maravillosa con la cara amargada de un Hyukjae que entrecerraba los ojos hacia su amigo.
Jannie soltó la carcajada.
—¡Qué bonito te ves! —jadeó cubriendo su boca con ambas manos. Volvió a presionar los cordones. Esta vez a destiempo. Primero una oreja. Luego otra. La sonrisa de Ong era tan grande que Lee terminó por ceder y reír a pesar de que aquel se estaba divirtiendo a costa de su dignidad.
—Ni creas que llevaremos eso a casa —Hyukjae se retiró el gorro de la cabeza haciendo que el cabello le quedara algo revuelto. Jannie se encargó de acomodarle lo mejor posible las hebras desbaratadas.
—Pero si te viene perfecto —refunfuñó—. Con esto tendrás a muchos deseando entrar a tu cama —le guiñó el ojo. Hyuk sacó su lengua reprobando por completo los métodos de conquista ambiguos de su amigo.
Y, como siempre, llegaron a su momento favorito de la visita al centro comercial. Esto es, de buscar cosas personales que a veces podrían resultar inútiles, pero los complacían en sumo grado.
—Iré a por lo que me falta para ejercitarme. Nos vemos en los mostradores —.

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Adagio [EunHae]
Fiksi PenggemarLee Hyukjae no sabía cuánto necesitaba el caos que Lee DongHae le traería a su vida. Pero estaba listo para escuchar aquel canto atormentado que se ocultó durante tanto tiempo. Aún si a él mismo le hería...