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—A mí todavía me resulta rarísimo —.


Jannie volvió a dar una gran lamida a la punta de su helado que se combinaba entre diversos colores para formar un arcoíris a veces opacado por los trocitos de chocolate y nuez esparcidos por todos lados.


Sus quejas no pararon a pesar de que el tema quedó olvidado hace buen rato. Encontró un gusto peculiar por mofarse de quien le contó que desde pequeño solía pedir siempre los mismos sabores cuando se trataba de visitar una heladería. Si acaso cediendo a una que otra variación en la que, a cualquier costo, necesitaba por lo menos una bolita de helado de nuez para darse por bien servido.


JanHyung se burló diciendo que eso era 'cosa de ancianos'. Hyukjae le restó importancia ante lo mucho que disfrutaba su bocadillo por la tarde. El placer de compartir un momento tan poco común dados sus últimos encontronazos de agendas ocupadas ayudó a que por lo menos se relajaran y pusieran un alto a la acumulación de sus pensamientos sobre futuras tareas o constantes pendientes.


El fin de semana tomó lugar en el hogar de los padres de Hyuk.


Curiosos los efectos de la compañía parental en personas como ellos. Pues las visitas funcionaban como un proceso curativo en el que conseguían relajarse simplemente con saber que mamá y papá aguardaban a por ellos en casa. Aún si el tiempo que se les asignó para realizar las compras se hubiera alargado tanto como para recibir algún regaño.


—No creo ser peor que el que pidió vómito de arcoíris —se defendió por fin el pelinegro. La discusión gozaba de cierta lentitud que indudablemente suavizaba los hechos. Así, estaban más concentrados en probar su postre que en saber de qué manera atacar o defender.


A pesar de ello, ninguno se quedaba callado.


—Soy innovador —Jannie levantó un brazo para colgarse de los hombros de su amigo. Sin importar que tuviera que levantarse en puntas para rodearlo—. Y tú un viejecillo que le teme a los retos y las aventuras —el castaño sonrió ampliamente al ver que su amigo rodaba los ojos.


Irritarlo por cosas sin sentido era parte de su aperitivo.


—Tengo constancia. No molestes —cortó Hyukjae tajante. Aunque no hubo manera de que Jannie se sintiera mal por la respuesta dado que el otro universitario se despegó de su lado y fue él quien le sostuvo por los hombros haciendo todo un malabar pues también cargaban las bolsas con las compras. El cambio resultó más conveniente. Aprovechó para despeinarle los achocolatados cabellos.


Jannie sólo se quejó con un sonido gutural. No tenía ganas de reñir más. Principalmente ahora que llegaba al inicio de la galleta de su cono. Crujiente por fuera. Suave por dentro. Se relamió los labios. Mordisqueó. Ni siquiera cuando besaba era tan delicado como en eso. El helado gozaba de mucha suerte porque se robaba toda la atención de Ong.


Fue hasta que éste levantó la mirada que enfocó un nuevo tema de conversación.


—Oh... —exclamó queriendo entrecerrar sus ojos para una visión clara—. ¿Esos no son tus vecinos? —Hyukjae primero siguió la expresión de Jan. Luego, tomó el rumbo de sus ojos hacia el fondo de la calle. Justo donde se perfilaba la entrada al parque más cercano de casa.

Adagio [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora