XIV: Una celebración entre confesiones y veneno

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Brianna

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Camino apresuradamente por los pasillos del palacio, con una sonrisa de oreja a oreja, llevo en mis manos la caja que me acaba de entregar monsieur Leblunt después de haber visitado a Jérémie. Sus heridas físicas están sanando prolongadamente, pero las emocionales han sido difíciles de disipar. Pasa la mayoría del tiempo durmiendo por los medicamentos y le cuesta mucho mantenerse despierto, su alma está en depresión y eso me hunde el pecho en desazón.

No debería sufrir tanto a tan corta edad.

Los niños son seres inocentes que merecen una vida sana y feliz. Que padres de mierda le vinieron a tocar a este pequeño ángel. Su madre lo veía como un estorbo, quiso asesinarlo y su padre lo abandonó sin más. Me parece injusto que gente como esa tenga la oportunidad de concebir y traer hijos al mundo, para darles una vida de desdicha.

Intento no seguir pensando en eso, porque ya pasó, ya Céline pagó la condena que merecía y Jérémie no tendrá que verla nunca más, espero que pueda salir de esta pesadilla ileso.

Respiro profundo cuando llego a mi destino y toco la puerta frente a mí, sosteniendo la caja con un brazo mientras espero. Unos segundos después, Zanet me abre la puerta y me ofrece una mirada de complicidad. Se hace a un lado para dejarme entrar, Lihena se encuentra sentada a la orilla de la cama leyendo concentrada y voltea a ver quién ha entrado.

—¡Feliz cumpleaños Lihena! —Canturreo mientras me acerco.

—¡Feliz cumpleaños preciosa! —Zanet se acerca a ella para levantarla de la cama y estrecharla en un abrazo. Presiona sus labios en su frente y Lihena cierra los ojos.

Me regocijo de felicidad apreciando este momento con ellas, nunca las había visto tan demostrativas y me alegra tanto que hayan abierto esa confianza en ellas mismas siendo una pareja frente a quien sea.

—Majestad, gracias por haber venido a felicitarme. —Se acerca ahora hacia mí.

—Era necesario, querida. Ten —le extiendo la caja—, es para ti.

Una bonita sonrisa se esboza en su rostro. Sus ojos se iluminan cuando la toma tímidamente.

—No debió...

—¿Cómo que no? —me burlo interrumpiéndola—. Sabes que esto no es nada para todo lo que merecen ustedes dos, pequeñas mariposas. —Toco la punta de sus narices y ellas se ríen.

Abre cuidadosamente la caja, apreciando sorprendida el vestido que saca mientras aspira aire exageradamente. Es de color lila, la falda es amplia con bordados en relieve por todo el corsé en un tono más oscuro, las mangas son abullonadas de tul con detalles de flores desperdigadas alrededor de las mismas. Es muy de su estilo.

—¡Por Dios! Es preciosísimo Reina Brianna. —Lo deja en la cama y corre a abrazarme.

—Es para que lo uses hoy.

—¿Hoy? —Se separa para verme asustada.

—Habrá una fiesta en tu honor —confieso y ella explaya los ojos—. Tranquila, solo asistiremos los conocidos.

Relaja su expresión y exhala calmadamente.  Noto como sonríe emocionada mientras observa a Zanet.

—¿Y tú qué vas a usar? —Le pregunta a la castaña con preocupación.

—Tranquila —intervengo—. Zanet tiene su vestido también. ¿No creerán que mandaría a hacer uno solo? Será uno para cada una de mis chicas favoritas.

Kingdom: Fire will Burn [Fire II] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora