XLIII: Imperio de sangre [final]

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Brianna

~♛~

Siento tersos y suaves labios besando mi piel, haciéndome despertar con un mejor humor del que tenía ayer. Abro con cuidado mis ojos para acostumbrar mi visión a la claridad, me estiro un poco y bostezo para ahora sí concentrarme en observar el azul maravilloso que posee Daeron en sus ojos.

—Que bonita forma de despertar, mi amor —sonrío aún un poco adormilada. Anoche no pude dormir bien repasando el plan una y otra vez—. Mientras me doy un baño para activar todos mis sentidos ¿podrías hacerme un favor?

—Claro, mi vida.

Me levanto de la cama para volverme a estirar.

—Necesito que le notifiques a Raimond, Uther y Bástian que tendremos una reunión después del desayuno —dejo salir un suspiro—. Comenzaremos a ordenar y reclutar lo que necesitaremos.

—Perfecto. Sabes que cualquier cosa que necesites yo estoy aquí para apoyarte.

Le lanzo un beso al aire y él sonríe.

—Te veré en un rato —se levanta y da vuelta para salir—. Puedes pensar en mi desnudo cuando te bañes. —Abre la puerta y voltea a verme para guiñarme el ojo de manera seductora.

—¡Claro que lo haré, guapo!

Reviso la cuna de Zanet y allí duerme plácidamente, le aviso a la doncella que espera fuera de mis aposentos que entre para estar al tanto si llegara a despertar mientras no estoy aquí.

Entro al baño y reviso las cubetas de agua que siempre dejan mis doncellas llenas, está haciendo calor por el inicio del verano. Por eso no calentaré el agua, además; necesito despertar. El agua fría me vendrá de maravilla. Me quito la bata y tomo los implementos que usaré para bañarme y los dejo junto a la mesa pequeña al lado de la tina.

Cuando me sumerjo en el agua, me estremezco por las primeras sensaciones del frío en mi piel, pero me acostumbro rápido. Cierro los ojos cuando me termino de echar completamente, imágenes de algo en llamas es lo primero que se pasa por mi mente.

«Por favor, Brianna, piensa en tu esposo desnudo, mejor»

Abro los ojos para borrar esas imágenes, no quiero pensar en eso ahora. Mi mente se ha vuelto a poner en marcha desde ayer y no hago más que ponerla a trabajar. Otro paso importante en mi trayectoria comenzará a partir de hoy en los siguientes días y estoy llena de ansias.

¿Lo lograré?

Comienzo a lavarme el cabello pero no dejo de pensar en todas las cosas que han sucedido, hace un par de días fue mi cumpleaños, pero dejé terminantemente prohibido celebrarlo este año, no hay ánimos para eso y solo es un día común en el cuál nací hace veinticuatro años. Lo único que me hace feliz es que mi niña nació y que Daeron y los niños están a mi lado.

Tomo el estropajo y lo froto con el jabón de aceite de jojoba floral que me regaló Normand Pilaanis, él hizo varios para él y me dio unos cuantos. El hombre es un gran científico, me encargaré de que su nombre sea reconocido en la historia también, pues me ayudó a crear la sustancia más letal de nuestro siglo.

Mi mente ha divagado tanto que olvido lo importante de este baño, deslizo el estropajo por mi pierna extendida, las gotas cosquillean en mi piel y busco la imágen mental de mi esposo cuando tenemos sexo, su torso desnudo, sus pectorales y abdomen perfectamente marcados, el camino que me lleva a su miembro, duro y erecto para mí.

Fricciono la yema de mis dedos sobre mis pezones y cierro los ojos para imaginarlo mejor, suelto el estropajo y adentro mi mano en mi entrepierna, masajeando mi vulva hasta llegar al clítoris, trazo círculos lentos para dar inicio, me muerdo los labios al ver en mi mente a Daeron sobre mi, moviéndose como un dios, como el mismísimo Eros, mi Eros.

Kingdom: Fire will Burn [Fire II] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora