XXXV: Dynasty

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Brianna

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El día de hoy Francia celebra una fecha importante, la conmemoración de la batalla de Formigny que trajo el fin de la Guerra de los Cien Años. Habrá un evento cívico en la ciudad y aprovecharemos para hacer allí de una vez la coronación de Daeron como Rey consorte de Francia, Inglaterra y Escocia, ahora que legalmente Frédéric ya no lo es.

Las doncellas acomodan la falda de mi vestido azul oscuro con brocados dorados. Colocan la banda en mi hombro derecho y la cierran con el broche de oro en la parte inferior, la corona dorada con zafiros adorna mi peinado recogido con un par de mechones de cabello ondulados a los lados.

Jérémie no vendrá porque el día de hoy se siente mal, pero también será presentado como príncipe de mis naciones.

Salgo con mis doncellas alisando la cola corta del vestido, el maquillaje es sutil y sencillo, es en lo único que no me parezco a los franceses, su excentricidad es demasiado para mis gustos. Cuando llego al vestíbulo, allí me esperan todos los que irán.

—Te ves preciosa. Perfecta. —El Rey de Bohemia se acerca a besar mi mejilla y acariciar mi vientre.

Daeron le entrega su espada a Uther para que la lleve por él, Raimond espera en la puerta para irnos mientras Courtois y Memphis corretean por todo el lugar afinando detalles, Lihena y Zanet ya se subieron al carruaje y solo faltamos nosotros.

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Después de un espectáculo cívico digno de los hombres de mi ejército, donde mostraron el maniobro de armas, la disciplina y sincronización de la ceremonia me sorprende, al final los cañones se escuchan a lo lejos para conmemorar a los caídos. Es hora de la coronación y los guardias se paran a mi lado mientras el Obispo anunciado hace acto de presencia.

Este obispo vive en la catedral y no en el palacio «orden que dictaminé yo», ya que no quería otro seguidor del Papa Liberio persiguiendo mis pasos y cuestionando mis decisiones.

—Pueblo de Francia. —comienza el Obispo tomando la corona que era de Frédéric. Ya que él se llevó con él la que era de su padre para atesorarla—. Les presento al Rey Daeron Firenhell, su Rey consorte indiscutido. Por tanto, todos los que han venido este día a prestarle vasallaje, lealtad y servicio ¿están dispuestos a hacerlo?

¡Dios salve al Rey Daeron! —gritan los ciudadanos en un tono uniforme.

—Entonces hoy —alza más la voz el hombre de cabello canoso y túnica morada—, coronamos a Daeron, el primero con su nombre, de la dinastía Firenhell, soberano consorte de Francia, Inglaterra y Escocia, de la mano de nuestra gloriosa monarca Brianna primera Armstrong.

¡Dios salve a los Reyes! ¡Larga vida a los Reyes! ¡Qué eterno sea su reinado! —responden cómo deben para finalizar con la ceremonia de coronación.

Tomo la mano de Daeron cuando el Obispo termina de colocarle la corona, él sonríe ligeramente pero mantiene su mirada seria e imponente, sé que es para causar temor y respeto hacia su persona. Nuestros súbditos aplauden, aclaman y ovacionan con silbidos y puños al aire.

Comenzamos a dar nuestro paseo alrededor de la plaza para visitar los negocios de esta zona, con los guardias custodiando el camino y rodeándonos como protección.

Me desvío de la tienda a la que íbamos a entrar cuando veo en la repisa del otro un objeto que llama mi atención, sujeto a Daeron para que venga conmigo, una vez en la otra tienda; un estruendoso estallido impacta haciendo volar en pedazos la tienda donde íbamos a entrar desde un principio.

Kingdom: Fire will Burn [Fire II] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora