XX: El soltero más codiciado

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Brianna

~♛~

El viaje de regreso a Francia fue más tranquilo, nos demoramos un par de días más ya que no habían presiones de tener prisa. Hoy vuelvo a ver a mis amores después de aproximadamente veintiocho días fuera. Comenzó a nevar en mi ciudad, tiñendo de blanco helado las calles y los alrededores del palacio. Desmonto el caballo y estiro las piernas, me siento agotada pero contenta de estar de vuelta.

—Llevaré sus cosas con las doncellas, mi Reina. Y ordenaré a que lleven agua caliente a sus aposentos. —Raimond toma mi bolso y se apresura a entrar después de que le doy un asentimiento ligero.

Subo los escalones para ingresar y lo primero que me encuentro son dos cuerpecitos estrellándose contra mis piernas.

—¡Annie de mi vida! —Carlos abraza la pierna derecha mientras Jérémie se engancha de la izquierda.

—Mis príncipes. —Me agacho para abrazarlos a ambos.

—Yo no soy un príncipe. —Jérémie sonríe apenado.

—Claro que lo eres, cariño —beso su frente—. Eres mi príncipe.

Si supiera que en realidad sí lo es. Sólo no quiero abrumarlo con tanta información, apenas tiene cuatro años, no lo entendería.

Los pasos apresurados de Daeron me hacen desviar la mirada hacia él, cuando está frente a mí choca nuestros cuerpos y me toma en un abrazo asfixiante. Rodeo su torso, también ejerzo presión y cierro mis ojos.

—Que agonía, Freya. ¿Por qué tanto tiempo? ¿estás bien? ¿no tienes ningún rasguño cierto? —Me bombardea con preguntas, haciéndome sonreír.

—Tuvimos que ir a Prusia, cariño, sabes que el viaje es eterno. Y sí, estoy perfectamente bien —comienzo a perder el oxígeno—. Daeron... Oye, no respiro.

—Oh, lo siento cariño —me suelta cuidadosamente y observa mi rostro—. Fueron horribles mis días sin ti aquí, el bufón de Rey que tiene esta nación no es más que...

—¡Daeron! —lo regaña Carlos—. No digas groserías frente a nosotros y menos si es de mi hermano. Yo te quiero pero no te pases.

—Lo siento, pequeño —aprieta suavemente la nariz del niño—. No me había percatado de que seguían aquí.

—Ven, Jér. Vamos a jugar con la nieve. —Toma la muñeca de Jérémie y se va con él.

Me aseguro de que las doncellas que los cuidan sigan sus pasos para estar al pendiente de ellos.

—¿Han visto sus clases con la institutriz? —le pregunto a Daeron.

Asiente.

—Sí, amor. Y también han visto clases de equitación y entrenamientos conmigo.

—¿Entrenamientos? Recuerda que Jérémie tiene cuatro y aún se está recuperando de...

—Lo sé, querida —me tranquiliza—. No te preocupes, además, a su edad yo ya tenía una espada de oro y esgrimía en buen nivel.

—Serán grandes guerreros y espadachines. —Sonrío ilusionada, imaginando a un Carlos y un Jérémie adultos y practicando juntos.

—Claro que lo serán —se acerca a dejar un beso en mi boca—.  ¿Quieres subir a darte un baño y descansar?

—Ahhh sí, —exhalo, estirando mis brazos—, es lo que más necesito ahora.

Me tiende su mano para ofrecerme tomarla, la sujeto sin pensarlo y comenzamos a caminar.

Kingdom: Fire will Burn [Fire II] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora