Capítulo 10: África.

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Los chicos aparecen en las praderas africanas. Están vestidos como si fueran exploradores. Ven que hay un sinfín de animales, naturaleza, paz, aire fresco; respiran y admiran el lugar.

Eidan: ¡Vaya! Me siento como en un segundo hogar, la naturaleza es hermosa —dice relajado.

Rai: ¡¡Yuujuuu!! —grita montado en el lomo de una jirafa—. Soy un gran jinete, siempre quise hacer esto, una carrerita —le da con el pie al animal para que corra—. Extremo. ¡Arreeee!

Lance: ¡Rai se volvió loco! Si ese animal lo tumba y patea no pienso ayudarlo —ve que solo hay tres personas detrás de él—. ¿Dónde se metió Mizu? —los demás alzan sus hombros.

Mizu: ¡Adelante, Dumboo! —aparace sobre un elefante que se pone frente ellos, sus hermanos fruncen el ceño—. ¿Qué? No me vean así, si vamos a recorrer todo esto que nos lleve este amiguito —ellos se montan sobre el elefante y Rai se les une; en eso, Nahiara aparece.

Nahiara: Hola, hola. Me alegra que estén mejor —los saluda—. Bueno, ¿cómo nos dividimos las tareas?

Ilan: Nosotros podemos cubrir aquí. ¿En la aldea hay una biblioteca? —ella asiente—. Busca algo relacionado con este infinito —le entrega el papel, Nahiara asiente—. Nos avisas cualquier cosa.

Nahiara: Iré con el capitán Morgan a investigar —se despide y se marchas. Los chicos recuerdan al cazador que fue al santuario.

Nasim: Morgan... Así como aquél hombre —piensa en voz alta—. Sería bueno descartar este colmillo. ¿Hay una posibilidad de que sea un zombie como el hámster de la escuela? —le pregunta al menor.

Ilan: No, ese hechizo hace que el muerto se vuelta feroz en la noche; si ese fuera el caso, este colmillo estuviera de su tamaño normal ahora —ellos asienten.

Lance: Según las coordenadas de Cederic, el sitio de la muerte es por el norte —habla leyendo un mapa—. Ahora,  ¿quién conduce este animal? —pregunta a los demás.

Mizu: Tú déjamelo a mí, negris —le da un pinchazo al animal en el trasero, este corre y ellos se agarran fuerte—. ¡¡Soy el rey de la selva!! —grita con adrenalina.

Eidan: Ni de tu cuarto eres el rey. Deten esta cosa antes de que nos matemos, demente —lo reprende mientras se agarran fuerte.

Aldea de cazadores, sabana africana.

Nahiara llega a la aldea. Ve que unos cazadores están reunidos, va hacia ellos a ver qué pasa.

Nahiara: Capitán Morgan, ¿pasó algo?

Morgan: Señorita Nahiara, nos informan que un híbrido de demonio y hombre lobo estaba por la zona —ella se sorprende—. Creemos que él puede estar involucrado en las muertes —ella le enseña el papel con el infinito, él lo ve serio—. ¿Qué pasó con esto, señorita?

Nahiara: Lo tenía una de las víctimas —este asiente—. Ya los elegidos están buscando en las praderas. ¿Hay una posibilidad de que ese híbrido sea uno de los guerreros de Duncan?

Morgan: Lo dudo. Como bien sabe, soy un vampiro —ella asiente no muy convencida—, he vivido desde hace más de 1.700 años. Yo estuve ahí cuando asesinaron a esos cazarrecompensas en aquél tiempo —ella finge sorpresa—, cuando esos asesinos llegaron por esta zona causando estragos y un sinnúmero de muertes. Esos siete podían acabar con un batallón entero siendo humanos, luego resucitaron como demonios, le aseguro que ninguno de ellos es híbrido —le explica, a lo que ella entiende.

Va hacia la biblioteca y empieza a leer, pero no encuentra nada sobre ese símbolo, aparte de lo normal.

Nahiara: Esto es una aguja en un pajar. No hay nada del otro mundo con este símbolo —en eso, escucha a unos jóvenes cazadores hablar.

Los Elegidos: Nuevos Enemigos (Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora