Los Elegidos: Nuevos Enemigos (Libro II)

Capítulo 43: Nuevos turistas.

Ciudad de Oban - Isla Stewart, Nueva Zelanda.

Son las 3 p. m. cuando un avión privado está aterrizando en la ciudad, los guardias lo están esperando para supervisar y hacer el acostumbrado chequeo de rutina. Ya estando en tierra, el avión abre su puerta dejando salir a sus tripulantes. Aparecen cinco jóvenes vistiendo de forma casual, pero a la vez elegante, todos los guardias están sorprendidos, ya que pensaron que Cristóbal Báthory era el que estaría en ella. Se ponen alerta y rodean a los cinco jóvenes.

-¿Quiénes son ustedes, mal nacidos? ¿Qué broma es esta? ¿Donde está Cristóbal Báthory? -los interroga uno de los guardias.

Cristhofer: ¡Qué recibimiento! -exclama fingiendo impresión-. Pues, la solicitud para venir acá es mía, solo que la pedí a nombre de mi padre. Soy Cristhofer Báthory, y ellos son mis socios, así que si no quieres que te corte el cuello sal de mi camino -le dice amenazante, y sus ojos se ponen rojos-. ¡Quítate! -dice con voz fría, los guardias se dispersan.

Ronald: Espero que el resto sea servicio digno, con respeto, que valga la pena, porque no voy a dejar que criaturas inferiores y despreciables me hablen así -habla con su voz de alfa.

Los guardias están sorprendidos; para ser jóvenes, a estos chicos se les ve un aura tétrica, una mirada seria y sin vida, sus aires de superioridad se ven a leguas, y parecen sádicos. Se suben a una limusina que los lleva por toda la zona, todos se impresionan por tanto lujo. El vehículo se detiene en el hotel más caro de la ciudad, los chicos van a registrarse y a instalarse en su habitaciones. Mientras tanto, al alcalde ya le llevaron la información.

Gabro: ¿En serio, su hijo? -el guardia asiente-. ¿Y vino con esos descendientes de familias tan poderosas? -pregunta nuevamente, el guardia vuelve a asentir y el alcalde sonríe-. Nada más con el dinero de Scott o Espósito las ganancias irán hacia arriba, Osborne y Sotillo son apellidos importantes entre las razas, quiero que los atiendan como se merecen, no quiero que se les moleste, ¿entendiste? -le ordena, el guardia asiente y se va.

Supremo: ¿Qué noticias me tienes? -Gabro se asusta, voltea y ve que una figura con una túnica negra y máscara africana está presente-. ¿Llegó Báthory? -Gabro asiente y le explica-. Vaya, si es así me quedaré con el hijo y sus amigos, en la ciudad se detectó energía oscura fuerte, son ellos entonces. Lo que esos sujetos pidan se lo dan, sean prostitutas, vicios, juegos o drogas.

Gabro: No se preocupe, ya les mandé a nuestros mejores guías. Están yendo a Quinta Cristal, sabe que una vez que se entra ahí se vuelve el club favorito de todos.

Supremo: Me parece excelente. Encárgate de que las chicas o chicos más calientes estén a su disposición, no me importa que estén en el VIP, al que escojan deben complacerlos hasta en el más mínimo detalle -Gabro asiente, llamando al club.

Son las 7:00 p. m. Al club Quinta Cristal una limusina ha llegado, y de esta se bajan los turistas más jóvenes que han pisado la ciudad, todos se quedan atónitos viendo al último descendiente de una de las familias vampíricas más poderosas del mundo entrar a ese club, junto a criaturas con los más altos apellidos, rangos, razas y pureza del mundo sobrenatural. La madame les da la bienvenida, la mujer se presenta como Amada.

Amada: Damas y caballeros, bienvenidos sean a Quinta Cristal, el mejor club nocturno de toda Nueva Zelanda -le habla amable y respetuosamente, estos asienten-. Debido a ciertos incidentes, nuestro jefe no está disponible, mientras tanto yo los atenderé -entran al club.

Una vez adentro, los muchachos se impresionan con lo que ven, luces de neón, chicos y chicas haciendo pole dance de la forma más erótica, sensual, atrevida y ardiente. Hay personas sentadas poniéndoles dinero en la barra, otros les tocan sus partes íntimas, y luego hacen que les chupen los dedos; otros más están sentados mientras les cumplen ciertas fantasías. La barra es impecable, hay luces por todos lados, música, humo, alcohol y drogas.