Capítulo 45: Ha llegado.

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Los muchachos han decidido separarse para a ir a diferentes puntos de la ciudad, según lo planificado. Dejar buenos pagos, maltratar a los empleados, humillar a los esclavos, e incluso tener que golpearlos, es necesario para mezclarse entre ellos y así poder llevar a cabo su plan. Al alcalde le llegan las buenas noticias de que en dos días han tenido la ganancia que deberían tener en todo un mes, y hasta más; su avaricia es tanta que sonríe como un niño al que le acaban de regalar un dulce.

Gabro: No puede ser, al fin la ciudad se convertirá en un verdadero centro de vicio turístico, Las Vegas se quedarán pequeñas ante esto -habla emocionado; en eso, tocan a la puerta-. Dije que no quiero ver a nadie -reacciona enojado.

La puerta suena suena y suena, el alcalde ingnora, pero igual siguen golpeando; a Gabro se le acaba la paciencia, decide salir a ver quién demonios está molestando.

Gabro: Dije que no quiero ver a nadie -dice una vez más, abriendo la puerta, sin darse cuenta de quién es-. ¡No puede ser, tú! -dice una vez que reconoce la figura-. Tengo buenas noticias.

Paoly llega a la Diosa de Diamantes, lugar donde se exhiben y venden las piedras preciosas más increíbles, costosas y originales del mundo; la venta es muy elevada cuando hay turistas. La bruja se pasea viendo las prendas; hay collares, pulseras, anillos, tiaras, zarcillos, y mucho más.

-Señorita Osborne, un placer tenerla acá -uno de los empleados del lugar le da una muy amable bienvenida, Paoly solo lo ve de forma inferior-. ¿Desea llevar alguna gema?

Paoly: Así es, busco algo de mi categoría. Quiero un collar de diamantes, y anillos de rubíes, zafiros y esmeralda. Ubícalos de inmediato que no tengo todo el día -le ordena.

El chico se va y ella se queda observando todo; hay un total de quince guardias adentro, todos cambiaformas, y muchos otros más afuera.

Paoly: No será fácil, pero bueno, lo intentaré. Primero muerta antes de dejar que esto siga.

Ronald está llegando hacia el Tifón Titánico, un sitio de peleas donde los contrincantes tienen un solo objetivo: ganar para poder vivir. En este lugar se hacen grandes apuestas, y hay muchos vicios, drogas, alcohol, sexo, abusos.

Ronald: Vaya vaya, qué hermoso -dice llegando, todos lo ven atentos-. ¿Qué les pasa? ¿Nunca han visto un hombre lobo? -habla en tono cortante-. ¿No me digan que el lobo les comió la lengua?

Se acerca hacia los puestos VIP, se sienta, ve a los luchadores y decide apostar al hombre que parece tener menos oportunidad. Empieza la pelea, el hombre al que Ronald apostó recibe muchos golpes; intenta hacer una llave, pero el otro lo evita rápidamente, lo levanta con ambos brazos y lo tira al suelo, parece que va a perder. Luego se repone y decide usar su tamaño, escabulléndose por debajo, se impsulsa con las cuerdas lanzando una patada en el aire, quebrando la espalda de su contrincante; el hombre más fuerte cae al suelo quejándose de dolor, y el otro se le pone encima, el réferi cuenta y sentencia la victoria.

Ronald: Soy bueno en esto -dice viendo a las personas que están sorprendidas-. No hay que confiarse siempre en alguien robusto, alto y con músculos, eso no quiere decir que vaya a ganar -la multitud se empieza a alborotar-. Hora de entrar en acción.

Nahiara llega al club Galeón de Oro, en este lugar se pueden ver a diferentes muchachos haciendo striper a mujeres de todas las edades, desde jóvenes hasta mujeres que pasan los 50 años. Los muchachos usan diferentes trajes; de policía, de ladrón, de doctor, profesor, estudiante, mesero, empresario, entre otros. Nahiara pone cara de deseo, y en eso, viene una mujer que se presenta como Jessica, la madame del lugar.

Jessica: Princesa, un placer tenerla por acá. Me encantaría atenderla bien, si usted me lo permite -hace una reverencia.

Nahiara: El placer es mío, amo los lugares así; me encanta cuando dejo de ser una princesa y muestro mi verdara cara -la ve con mirada cómplice-. Quiero al mejor. Y no pregunto, te lo ordeno.

Los Elegidos: Nuevos Enemigos (Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora