Capítulo 30: Tristezas del pasado.

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En el edificio central de la ciudad de Oban, el alcalde habla por medio de una estatua con un ente maligno.

-Supremo, perdone las faltas de mis hombres. Le prometo que encontraré a esos fugitivos y les haré pagar -dice arrodillándose ante la estatua, esta tiene sus ojos rojos.

Supremo: Gabro, más te vale que encuentres a mis perras. Nadie se escapa de mí y vive para contarlo -se escucha una voz tétrica a través de la estatua-. Espero me tengas buenas noticias, porque sino voy a enviar a mis soldados, y no precisamente a capturar a esos chicos -el alcalde abre sus ojos asustado.

Gabro: Descuide, Supremo. Ya mandé hombres a buscarlos, le juro que los encontraré -habla asustado, recordando lo aterradores que son esos tipos-. Le tendré buenas noticias -le dice finalmente.

Supremo: Eso espero, de lo contrario sabrán cosas de mí, y no serán buenas cosas -le advierte, la energía maligna desaparece de la estatua. El alcalde respira más calmado.

Gabro: Necesito que encuentres a esos chicos, porque te aseguro que si esos tipos vienen a la cuidad no quedara ninguno de nosotros con vida -le avisa a uno de sus guardias, este se va y el alcalde ve hacia la ventana.

En la playa, el hombre que aparece ante los chicos está vestido con ropa casual/urbana, chaqueta de vestir negra, pantalón de jean azul oscuro, sombrero negro, zapatos de vestir negros, es de estatura mediana y de piel morena. Los cambiaformas se intimidan un poco. Los elegidos se dan cuenta de que es un demonio.

Ximena: Yashel, ¿cómo diablos llegaste acá? -le pregunta sorprendida-. ¡Hijo de puta, me las pagarás! ¡Me arruinaste la vida! -le grita, el hombre solo sonríe.

 ¡Hijo de puta, me las pagarás! ¡Me arruinaste la vida! -le grita, el hombre solo sonríe

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Eidan: ¿Este hombre es uno de sus proxenetas? -ellos asienten-. Vaya, es un demonio poderoso -dice con sorpresa.

Yashel: Bueno bueno bueno -habla viendo a los chicos-. Muñequita, no te pongas así. Estos niños serán una gran atracción en la ciudad, me harán tener un aumento -dice sonriendo.
Ben: Váyanse. Ese hombre no es como los vampiros, no saben lo que es capaz de hacer -les advierte a los elegidos, ellos lo ven y sonríen.

Rai: Dijimos que los ayudaremos, y eso significa acabar con este hombre -posa su mirada sobre Yashel.

Yashel: Ya lo veremos. Vaya, ese niño se ve suculento -ve a Ilan con sadismo, diversión y deseo-. Creo que se quién tomará tu lugar -ve a Benjamín-. Tendré un ascenso cuando lo lleve a Quinta Cristal. Vírgenes como me gustan, ya quiero probar esa mercancía -se lame los labios. Eidan se coloca delante de Ilan-. Si me lo entregan se pueden ir, ¿qué dicen? Es un trato justo; uno por ocho, salen ganando -propone de una forma muy natural.

Lance: Ni lo sueñes. Tendrás que matarme antes de ponerle un dedo encima -lo ve con rabia.
El hombre se quita el sombrero y la chaqueta, sus ojos se ponen rojos, su aura crece y corre velozmente hacia los chicos, estos se dispersan.

Los Elegidos: Nuevos Enemigos (Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora