Capítulo 50: Nuevos enemigos - Grandes amigos.

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Los elementary terminan impactando contra los escombros, pronto se recuperan, pero ven que Duncan les lanza otra esfera de energía demoníaca. Una flecha dorada aparece, chocando contra el ataque del demonio y causando una gran explosión; luego, un ataque combinado va hacia la barrera de Duncan, derribándola, todos voltean y ven que Noel y los demás han llegado.

Duncan: Mis otros invitados, al fin. Llegar tarde es un pecado, ¿sabían? -se burla de ellos-. Noel, qué iluso fui de verdad, pense que te había matado -finge sorpresa.

Noel: No te daré esa satisfacción tan fácilmente -le responde viéndolo serio.

Ronald: Así que estaban escondidos como ratas en la madriguera y mandaron señuelos para distraernos, ahora que estamos cara a cara ajustaremos cuentas -sus colmillos crecen.

Toya: Sabían que no eramos los soldados, ¿cómo llegaron a tal conclusión? -pregunta curioso.

Nahiara: Ni ustedes ni los gemelos aceptarían ordenes de demonios menores, sabíamos que ustedes no estaban bajo esas máscaras -habla segura.

Mirco: El Supremo y Aylin eran parejas destinadas. El trato era que ellos fueran nuestros espías en la ciudad, mientras que nosotros les dimos más poder -les aclara-. Pero ellos querían pasarse de listos y a nosotros quien nos traiciona no vive para contarlo.

Duncan: Ya que mis primeros invitados saben lo de los tesoros, ¿ustedes saben de esto? -en su mano hace crecer una esfera de energía roja, la cual contiene un colmillo, un libro morado, un dije de mariposa y una tabla con sangre. Los aliados abren sus ojos como platos-. ¡Bingoo!

Paoly: Son los artefactos que abren la puerta de donde están los tesoros -dice enseguida-. Ya tienes cuatro, ¿cómo? -habla impresionada.

Zander: Le informo, señorita, que en esta ciudad cualquier cosa se conseguía, solo había que pedirlo y te los concedían como los genios de las lámparas -le responde a la bruja.

Cristhofer: Entonces, Nasim tenía razón. Debemos arrebatarle esos artefactos -todos están de acuerdo-. No puedo creer que los encargados del consejo fueran tan imbéciles para dar esos objetos tan importantes -habla con decepción.

Jasmin: Todo sea por la causa, bajo los efectos de las drogas, la magia, el placer y la avaricia, muchos caían. Fue lo más fácil que hemos hecho -dice de forma muy natural.

Duncan: Ya es hora de retirarnos, tengo asuntos muy importantes que atender -el castillo comienza a desparecer-. Pero descuiden, les dejaremos a su anfitrión -dice con cinismo.

Mizu: De ninguna manera, ¡infelices! No se van a escapar -salta, lanzándole su ataque espejismo de cristal, pero el demonio crea un escudo que lo repele.

Kaito: La guerra es innecesaria, únanse a nosotros y formemos un nuevo mundo -les propone descaradamente.

Nasim: De ninguna manera -lanza su ataque viento cortante, pero es detenido por el escudo.

Eidan: 'Lanzallamas' -le lanza fuego al escudo con una gran potencia; sin embargo, el escudo sigue intacto-. No podemos derribarlo.

Marin: Ustedes están cansados, se enfrentaron a centenares de criaturas en menos de un día. Están casi llegando a su límite.

Wilson: Ni siquiera Noel con sus grandes poderes derrumbaría esta barrera -dice viendo al ángel-. Nos veremos muy pero muy pronto, niños, más de lo que creen.

Duncan comienza a desparecer el castillo, los muchachos intentan evitarlo. Jasmin usa su látigo para que no se acerquen, y Marin llena el lugar de humo venenoso, todos se cubren. Noel purifica el humo con la ayuda de Nasim, cuando desparece por completo ven que el castillo ha terminando de esfumarse junto con los demonios. Ven que hay una estatuilla en el piso, esta empieza a emitir un aura maligna y empieza a crecer, convirtiéndose en un gigante ogro. Todos se ponen alerta.

Los Elegidos: Nuevos Enemigos (Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora