Capítulo 34: Traidor.

61 8 31
                                    

Nasim y Ilan siguen en la oficina de administración del centro de tortura cuando escuchan una gran explosión, los chicos se ponen alerta. Guardan todo lo que necesitan y salen de la oficina, hasta que ven a unos guardias y comienzan a pelear con ellos. Para no perder más tiempo, Ilan crea somnífero y Nasim lo expande con el viento, durmiendo a todos. Corren tratando de encontrar a sus hermanos, pero ven que uno de los pasillos está siendo consumido por el fuego.

Ilan: ¡Oh, no! El fuego se expande, esto se va a incendiar rápido -habla preocupado-. Llamaré a los chicos.

Nasim: Peque, vamos a buscar otra salida rápido -corren en dirección contraria.

Ximena y Julieta corren dejando atrás el lugar del incendio, están algo heridas debido a que pelearon con muchos guardias.

Julieta: ¿Estás loca? Casi nos matas a nosotras también -le reclama mientras corren-. ¿Dónde estarán los demás? Espero que Ben no los conduzca a una trampa.

Ximena: Ben no es así. Cómo dices eso -la ve mal-. Más bien a él lo castigaron por defendernos a nosotras y muchos más de Quinta Cristal. Ese tipo estaba mintiendo.

En eso, ven que son rodeadas por más guradias, pero una una esfera de tierra explota contra ellos, sacándolos del camino, y Lance aparece.

Lance: Hola, señoritas. Vámonos, porque si no nos convertiremos en carbón -el elementary crea un muro hecho de roca-. Esto servirá para retener el fuego. Vámonos -se marchan corriendo del lugar.

Lance corre detrás de las chicas, guiándolas por el largo pasillo hasta llegar a la recepción; luego escuchan que algo explota, deciden salir. Cruzan la cueva, saliendo hacia la selva, y ven que Rai, Mizu, Eidan y Ben, están ahí.

Lance: ¿Nasim y Ilan? -pregunta preocupado al no verlos.

Rai: Pensamos que los ibas a buscar -le responde en forma de reclamo. Eidan se transforma y corre hacia la cueva-. Por favor, Eidan, sálvalos.

Ben: Chicas, están bien. Gracias al cielo. Me preocupé -va hacia ellas, e intenta abrazar a Ximena, pero Julieta se mete y lo empuja, tirándolo al suelo-. ¿Qué pasa? ¿Por qué me agredes?

Julieta: Sabemos que nos has estado mintiendo, infeliz. Quita esa cara de inocente; tú eres de los que nos fichaba. ¿Es que no recuerdas cuando vinimos acá y me guiaste por los pasillos? Nos pusiste la trampa con esos zorros para que nos capturaran -le acusa con odio, el omega la ve sin entender, y los chicos están sorprendidos.

Mizu: ¿Eso es verdad? -ve mal a Ben, asustándolo-. ¿Fuiste capaz de eso? Qué querías, ¿prostituir a Ilan? Por eso te acercarte a nosotros -le dice enfadado, y Ben niega desesperado.

Ben: ¡Noooo! Por favor, créanme. Yo no sería capaz de hacerle eso a Ilan ni a ustedes, ni a nadie, jamás lo haría. Por favor, créanme -les habla como una suplica.

Ximena: Chicos, no lo acusen, él jamás haría algo así. Este muchacho, siendo menor que yo, se enfrentó a esos monstruos con valentía, y sufrió varias palizas. Eso no es verdad, ese guardia solo quería confundirnos y ponernos en contra -lo defiende, a la vez que Mizu baja la guardia, al igual que Rai, y Lance se ha mantenido tranquilo, pero Julieta está molesta.

Julieta: ¿Cómo puedes decir eso? Todo encaja, incluso Ilan fue llevado con él aparte a otra habitación, era para llevarlo a la ciudad, lo más seguro -lo acusa, y le grita-. ¡¡Deja de fingir!!

En eso, la entrada de la cueva es cubierta por rocas, los chicos se desesperan, pero Lance usa su poder para mover los obstáculos. Ven que Eidan llega en su forma de kitsune, junto a Nasim y Ilan en su lomo, luego escuchan una última explosión, y ven que la entrada vuelve a ser tapiada de enormes rocas. Los chicos van a abrazar a sus hermanos, estos les dicen que están bien; le explican lo del mal entendido que acaba de suceder con los cambiaformas. Nasim y Ilan se ven las caras, alzando sus cejas.

Mizu: ¿Qué les pasa? ¿Les lavaron el cerebro? O no, no me digan que ahora serán como el guasón -les pregunta en tono divertido y en modo de broma.

Nasim: No, pero lo que nos dijeron no es un mal entendido. Es verdad -ellos alzan sus cejas-. Hay un traidor aquí que nos estuvo llevando a una trampa -ve mal a los tres cambiaformas.

Ilan: Se hizo pasar por una víctima más con la intención de encontrar la aldea de los rebeldes en la selva -acusa, y los tres cambiaformas se ven unos a otros.

Ximena: Eso es imposible, nosotros hemos estado juntos y planeamos este escape. De ser así, nos hubieran detenido -trata de defenderse junto a sus amigos.

Nasim: Porque eso era lo que querían. Piénsalo así -se acerca un poco a donde están los tres cambiaformas-. Una ciudad indestructible, con miles de guardias a su alrededor, mataron a su proxeneta, luego salieron causando la explosión de un auto, pelearon con guardias menores. ¿No creen que eso debió alertar a casi todos? Dado que el oído de las criaturas es súper agudo.

Mizu: Tienes razón. Además, no cuadra el hecho de que habiendo miles de arpías hayan mandado solo unas tres, cuando podían haber enviado a un ejército entero a buscarlos -complementa el planteamiento se Nasim-. Además, ese glotón del que los salvamos no estaba armado, cosa rara, solo estaba actuando.

Los cambiaformas se ven a los ojos, preocupados porque uno de ellos siempre fue un traidor. Lo disimula bien, pero cometió un error que nuestros héroes vieron desde el primer día.

Rai: Bien, y antes de que Nasim o Ilan digan el nombre, voy yo con mi sabiduría escondida -todos lo ven raro-. Deja de fingir, Julieta. Sabemos que eres tú la que está detrás de todo este engaño -la ve enojado, ella abre sus ojos, Ben y Ximena la ven sorprendidos.

Julieta: ¿¡Te has vuelto loco!? -habla enojada-. ¿Cómo crees que yo sería capaz de eso?

Lance: Fácil. ¿Te suena "Gema, Jacobo, ¿qué es esto?"? No los trataste como si les tuvieras miedo; al contrario, les hablaste como si los conocieras. A Jacobo, se entiende por el club, ¿pero a Gema? Ni Ximena ni Ben la conocen -le contesta con un tono fuerte-. Además, dijiste que Ben conocía los pasillos. Yo estuve con Ben, y te aseguro que él estaba igual de perdido que nosotros.

Eidan: Al igual que te sorprendiste cuando Nasim y Mizu derrumbaron las puertas de las celdas. Hablaste como si tú misma las hubieses fabricado, no como una rehén normal; sabías para que estaban hechas esas puertas. ¿Crees que somos idiotas? Pues no -termina de exhibirla.

Ilan: Además, si eso no es suficiente, esto lo prueba -enseña un documento en donde se ve la foto de Julieta-. Después de Jacobo Iglesias y Gema Granados, tú, Julieta Bencosme, eres la tercera dueña de este local, aquí están tus datos, y lo que haces. Tú fuiste quien secuestró a Ximena en El Salvador, y le pusiste a Ben en bandeja de plata a Asier. Todas tus porquerías están acá escritas -le grita, y la mujer cambia su semblante, se ríe, Ximena y Ben se alejan-. Eres una maldita, solo querías encontrar la aldea de los rebeldes.

-Jóvenes, inteligentes, estrategas, y siempre a un paso adelante. Definitivamente yo, siendo Duncan, no subestimaría a estos muchachos -el espía observa desde la maleza-. Si ya derrumbaron ese centro en un abrir y cerrar de ojos, junto con sus proxenetas, tal vez sí sean capaces de darle un golpe de estado a Oban -ve hacia el muro de la ciudad, mientras vuelve a observar a los chicos.

Ciudad de Oban (Torre principal) - Isla Stewart, Nueva Zelanda.

El alcalde está en su oficina mirando con admiración hacia la ciudad. Su paz es interrumpida por unos toques en la puerta, el hombre bufa y se voltea.

Gabro: Adelante -habla molesto, un guardia entra la oficina-. Espero que lo que tengas que decirme sea importante.

-Señor, el centro ha caído -le notifica, y el hombre se sorprende.

Gabro: Anda inmediatamente allá y ve qué diablos pasó, ¡¡muévete!! -le ordena con rabia y el guardia se marcha-. Maldita sea, quiénes son estos sujetos que interfieren en mis planes. No voy a permitir que sigan haciendo destrozos -toma su celular, marca un número y espera que contesten-. Comunícame con Aylin, necesito que se encargue de algo.

Los Elegidos: Nuevos Enemigos (Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora