Casada Con Una BESTIA | EN EDICIÓN|

5.

Bajo las escaleras con emoción, desperté de muy buen humor. Tras recorrer la casa y concluir con que el dueño aún duerme opto por preparar algo para desayunar. El reloj marca las 6 am, luego de preparar y servir el desayuno, intento familiarizar los utensilios.

A las 7:30, lo veo bajar las escaleras, radiante y hermoso.

-Hoy te llevaré al estudio, debes conocer a algunas personas. -Dijo mientras llevaba el tenedor a su boca. Sonriendo asiento e intento imitarle.

Luego de regresar del estudio, subo a ducharme. La ropa me queda bien, no son de otro mundo y cada prenda me gusta. Al llegar la noche pedimos pizza.

La televisión está encendida, pero Royce se ha quedado dormido en el sofá, estoy sentada junto a él. Sonrío para mí misma cuando me imagino dormida entre sus brazos. Sin darme cuenta una de mis manos está sobre una de sus mejillas, lo acaricio lentamente, para no despertarlo. Siento mis mejillas arder pero no me detengo al notar lo que pretendo hacer y termino pegando mis labios a los de él como el roce de un pétalo.

Una de sus manos se mueve lentamente y me alejo, pero él aún sigue dormido. Contengo la respiración y me levanto del sofá.

Al día siguiente cuando despierto él no está, como algo y sin encontrar cosas que hacer me siento en el jardín de atrás.

Horas después lo escucho llegar y gritar mi nombre por toda la casa. Cuando sale al jardín se sienta a mi lado y me tiende una rosa roja.

-Gracias. -Susurro sin dejar de mirar la rosa.

Cuando entramos hay una rosa en cada mueble del living, cuando tomo la última siento un pinchazo en mi dedo índice, me quejo y llevo mi dedo a mis labios.

Al anochecer, él está en la cocina, lleva puesta ropa para dormir, la camiseta blanca está ceñida a su cuerpo y lleva el pelo mojado. Él voltea y me sonríe, me acerco y sin más lo beso, mis manos están sobre sus mejillas frías y espero a que corresponda, entonces lo hace, mueve sus labios al compás con los míos, despacio.

Minutos después estamos en su cama, bajo las sábanas abrazados y sé que nada de lo que está pasando terminará bien, pero aún así me gusta.

«»

Un mes ha pasado desde que entré a esta casa, un mes sin el miedo a que Raúl pueda golpearme, un mes sin visitar algún hospital por algún golpe o dolor proveniente de mi esposo.
Hace unos días tuve un pequeño sangrado, el doctor dijo que era normal, puesto luego del aviso de aborto las pastillas me ayudarían a expulsar lo que oprime mi vientre, algo así me había informado el doctor.

Mi vientre, bueno, aún no ha crecido. Royce está muy emocionado diría yo. Tiene la idea de preparar una habitación para el bebé, no quiere darme detalles según él será una sorpresa. Royce me hizo cambiar de clínica, el mes que viene iríamos a la primera cita, la clínica es más segura según él y puede acompañarme sin temor a que puedan acosarlo.

...

La luz de la luna se filtra por las ventanas de cristal, se supone que debería estar dormida desde hace tres horas. Royce duerme a mi lado, su pecho sube y baja al compás de su respiración. Con cautela muevo el edredón hasta lograr quitarlo de encima de mí, me levanto de la cama y me acerco a la puerta de cristal que da al balcón de la habitación. Corro lentamente la puerta y salgo, la brisa fría me abraza y levanto mi vista al cielo.