36. Un último adiós.

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Todo estaba oscuro, no había ni una sola pizca de que hubiera otro colores en ese lugar. Era tenebroso, estaba desesperada, sentía que estaba flotando, porque todo estaba rodeado por el horrible color negro. No sabía dónde estaba, ni cuanto tiempo llevaba en ese lugar.

«¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Será éste el lugar que hay después de la muerte?»

Tal vez era un castigo de Dios por las veces que le he ofendido, por la desesperación. Aunque esperaba algo peor que un lugar oscuro. Aún así tengo que admitir que me estaba desesperando poco a poco, aquel lugar no me parecía tenebroso. Lo que me llevaba al borde de la locura era, escuchar su voz, que por cada segundo que pasaba escuchando como su voz se iba quebrando y las palabras se terminaban enredando en sus labios, sentía que era la peor tortura, porque no sabía si realmente era él que repetía constantemente "te amo" "te extraño" "Despierta".

Entonces quería saber si estaba dormida o, si esztaba en medio de la vida y la muerte. Tal vez era producto de mi imaginación, que se burlaba de mi. Admito que le estaba saliendo perfecto su plan.

- Lo siento, lamento tanto que esté pasando. -Lo volví a escuchar. Era él.

«Pero... ¿por qué se lamenta?»

- Los doctores dicen que no respondes al tratamiento. Ellos quieren desconectar todos estos aparatos, según ellos no están funcionando. -Sus palabras me golpearon. Tal vez estaba en coma.

«¿Cuánto tiempo llevo así? ¡Estoy al borde de la muerte!»

- No... No puedo permitir eso, no qui... -Escuché como su voz se quebró. Sentí un fuerte dolor en el pecho.

«¡No pueden hacerlo! ¡Deben darme tiempo!»

- ¡No quiero perderte, no ahora que te he confesado lo que siento por ti! -sollozó-. Si tan sólo pudieras escucharme, me darías señales de que lo haces.

Tal vez si pudiera encontrar la forma de mover por lo menos un dedo.

¡Pero no! Tengo que dejar el mundo de los vivos, justo cuando el hombre que amo se me declara, hay todas las posibilidades de que pueda tener la vida que siempre quise, que voy a poder estar con mi hijo.

¡Qué justo es Dios!

«¿Piensas dejar a mi hijo sin su madre? ¿Estás de el lado de la maldad, del mal? ¡Qué bonita forma tienes de amar!»

Había dejado de confiar en él. Se me hacía costumbre desconfiar des su divinidad. Obvio ¿no?

- Le he pedido tanto a Dios para que no te lleve con él. -Dijo- ¡Qué irónico! Cuando te saqué de aquel incendio, creí que todo sería perfecto desde entonces.

«¿Irónico? ¡Irónico es que después de todo aún sigas confiando en él.»

- No quiero ni imaginar que le diré a Geoffrey. -Escuché atenta, ya que era lo único que podía hacer.- Raúl y Vanessa estarían felices -suspiró-, no quiero pensar en eso.

De pronto sentí un hormigueo recorrer mi cuerpo, de esos que sentía cuando el me tocaba ¿me estaría tocando?

Realmente no podía responder esa pregunta, por lo que cerré los ojos y me deje envolver por esa hermosa sensación. Tenía que disfrutar por el último tiempo que me quedaba, esas serian las últimas caricias que sentiría.

- Mi madre tiene esperanzas de que vas a despertar, todos tenemos esas esperanzas. Sabemos que eres fuerte y no te dejarás vencer -dijo.

«También creía eso.»

- Geoffrey ha dicho sus primeras palabras. Fue esta mañana, yo estaba dormido y él me despertó. Fue muy tierno y triste a la vez, escucharlo decir "papá". Se que era tu deseo estar ahí.

Sentí un hueco en el corazón. No podré ver los mejores momentos de la vida de mi hijo, de mi bebé. No podía aguantar más.

(...)

Parecía que habían pasado horas desde que escuché a Royce, tal vez se había ido, tal vez aún seguía ahí.

Aún seguía en aquella oscuridad, algo desesperante, porque aún no me acostumbraba a ese color ¿por qué negro? ¿No podía ser blanco?

- «Tal vez no me escuches, puede que no te importe, que me odies. Pero, quisiera que cuides de Royce y de mi hijo, si realmente estás ahí. Ya que no quieres que acabe con la libertad de tu amado hijo, Raúl y también de Vanessa.»

Eran las últimas palabras que saldrían de mis labios, con dirección a Dios.

- Lo sentimos, pero tiene que abandonar la habitación. -Escuché una voz, que no era rarala de Royce.

- ¿Por qué? -Le preguntó Royce. Noté el tono de preocupación en su voz.

Entonces se desató un silencio, pero a los segundos, escuché unos pasos y la voz desesperada de Royce.

- ¡No pueden hacerlo! ¡No les confirmé que podían hacerlo, tampoco la madre de ella! -Exclamó Royce.

- Lamentablemente Salud Pública ha dado la orden.

- ¡Ellos no tienen esa decisión!

- La paciente lleva bastante tiempo en coma, luego del veneno su salud empeoró.

- ¡No! ¡No! -La voz desesperada de Royce provocó que las lagrimas inundaran mis ojos.

«¡No! ¡No lo permitas Dios! ¡No puedes permitir eso!»

No pude cumplir y le supliqué a Dios. Por que temí que lo que Royce me había dicho eran las últimas que escucharía de su parte hacia mi. Que él me había dado el último adiós.

Mi corazón se aceleró con tanta fuerza que estuve a punto de escucharlo. La respiración me faltaba y me sentía mareada, y de pronto sentí un dolor en el corazón. Cuando sentí que moriría, escuché varias voces.

- ¿Está entrando en paro? -Preguntó una voz femenina.

- ¡No! ¡Saquen al joven

- Los latidos siguen aumentando. -Dijo la misma voz femenina.- Se irá.

- No -murmuraron-,está volviendo.

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¡Hola!
Aquí le he traído un nuevo capítulo. Espero que les guste y que no se les olvide Votar y comentar.

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Att: Ashley Ni.

Casada Con Una BESTIA  | EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora