26. Agradecida.

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- Estoy bien -le aclaro al chico.

El dudó, en cambio soltó mi cintura y se alejó tres pasos de mi. Aún dudoso por el mareo que me había dado frente a él, éste se encogió de hombros y entró sus manos en sus bolsillos delanteros.

Suspiré y lo miré, aclaré mi garganta para hablar-: ¿A qué se debe tu "visita"?

El moreno sonrió y con una de sus manos acarició su frente. Duró varios segundos en responder.

- Es que vi una chica igual que tú en la televisión hace unos días. Por eso vine a aclarar si esa chica eres tú, pero... -calló y mordió su labio inferior.- Creo que me e equivocado.

Entre cerré los ojos y me cruzé de brazos, de pronto un escalofrío me recorrió por la espina dorsal y me estremecí.

- Este... -suspiré- ¿La busca la policía?

El chico me miró curioso y luego negó para si mismo.

- Creo -dudó- Lo vi en unos de esos noticieros de Despierta América.

Se me erizó la piel y los nervios se apoderaron de mi en cuestión de segundos.

- ¿Hace cuanto de eso? -le pregunté.

- Hace una o dos semanas, no recuerdo bien su nombre, pero dijeron que había desaparecido y que la policía de allá la están buscando, dicen que es muy importante su paradero.

Asentí aún más nerviosa y entrelacé mis dedos, tomé una gran bocanada de aire y le hablé:- Bueno, ¿Haz confirmado tus dudas?

- No del todas. Quería saber cuál es tu nombre, desde que te haz mudado aquí no hablas con nadie. Todos estamos muy curiosos de la nueva vecina.

Sonreí falsamente y asentí.

- ¿A qué se debe esa curiosidad?

- Cosas de mujeres. Mi madre dice que tu marido es narco y que por eso no sales y cuando lo haces te acompañan esos hombres y también por las camionetas negras -rió- Es gracioso, en unos días inventan que tú esposo y tú, hicieron un pacto con el diablo.

Solté una leve carcajada y negué.

- ¿Te puedo pedir un favor? -le pedí aún riendo. El asintió.- Dile a tú madre que no se preocupe, no somos nada de lo que está pensando. Raúl y yo solo somos, algo aislados de las personas.

El moreno asintió y sonrió ampliamente.

- ¿Por qué no se lo aclaras tú? Así no piensa que me amenazaron.

- No. A mi marido no le gusta y a mi tampoco -le sonreí.

- Okey... Mejor me voy antes de que lleguen tus vigilantes -susurró y se dio media vuelta.

- Si -murmuré. Cuando estuvo a gran distancia estallé en nervios.

Las piernas me fallaron de camino a la puerta, al entrar la cerré y aceleré los paso hasta quedar frente la televisión. Busqué entre los cojines el control, cuando lo tuve entre mis manos encendí la pantalla y busqué entre el menú de los canales hasta encontrar Univisión.

(...)

- Luis -murmuré. Él me sonrió y cerró la puerta- ¿Qué haces aquí?

- Vine a verte. También te e traído algo.

Fue entonces cuando me percaté del sobre en sus manos y me entregó.

- ¿Qué es? -le pregunté curiosa.

- Míralo tú.

Asentí y abrí con rapidez el sobre. Sonreí y las lágrimas inundaron mis mejillas. Tomé la foto entre mis dedos y l observé por varios segundos.

Casada Con Una BESTIA  | EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora