23. Las preguntas.

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«Royce»


Mi móvil sonó por lo que solté la guitarra y corrí hasta el para contestar.


- Si -susurré.


- Royce. Habla Álvarez.


- ¿Cómo van las cosas? -le pregunté nervioso.


- Estoy en el departamento de Policía, hemos hablado con el juez y nos dió la orden para ir a la casa de Ashley -dijo.


Llevé mi mano libre a mi cabello y tiré de éste para atrás, duré varios segundos hasta contestar:
- ¿Cuándo será?


- Hoy mismo, le pedí permiso para que vayas con nosotros. Así que te espero en cinco minutos.


- Gracias Álvarez -colgué.


Corrí a mi habitación y busqué un par de tenis, me los puse y me peine o al menos eso creí. Corrí nuevamente escaleras abajo. Al bajar al salón principal llamé a Sofía, ésta salió de inmediato de la cocina.


- ¿Qué pasó?


- Me llamó Álvarez, el juez les ha dado el permiso y iré con él -le expliqué.


En sus labios se formó una sonrisa y acarició mis mejillas con ambas manos.


- Que todo salga bien, espero en Dios que Ashley regrese -murmuró. Retiró sus manos y me acompañó hasta la puerta.


Corrí hasta mi auto y sin pensarlo salté dentro sin abrir la puerta, metí las llaves y salí como cañón del estacionamiento. Pisé con fuerza el acelerador dejando atrás a cualquier otro vehículo.


Le rogué a Díos que ella estuviera bien, que el pequeño Geoffrey estuviera bien, que esté dispuesta a estar conmigo. Me detuve en un semáforo en rojo, después de un minuto el color cambió a verde y volví a pisar el acelerador ésta vez con más fuerza.


Las patrullas policiales estaban aparcadas en las afueras del departamento y junto a los autos estaban varios oficiales. La atención de todos se posaron en mi Ferrari y luego en mi. Me estacioné y salí. A pocos metros pude divisar a Álvarez hablando con otros oficiales, caminé hasta él y me detuve a su lado.


- Álvarez -dije y volteó. Extendió su mano derecha y lo salude.


- Bien chicos, vámonos -les ordenó- Vamos Royce.


Lo seguí hasta su auto, inmediatamente él subió aceleró.


- ¿Cómo saben la dirección? -le pregunté.


- Fuimos a sus archivos ósea sus datos. En estos encontramos que ciertamente está cansada con Laurent Raúl Breent -dobló en una esquina y volvió acelerar- Tiene una empresa comercial.

Casada Con Una BESTIA  | EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora