43. ¿La Verdad?

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Ashley's Povs

Puedo escuchar varias cosas, una de ellas es el familiar pitido de una máquina, la otra son pasos, también susurros y hasta mi respiración forzada. También siento muchas cosas, dolor, frío, aturdimiento, confusión, algo que aprieta mi rostro justo donde está mi nariz y boca que me recorre las mejillas y la parte de atrás de mi cabeza.

Intento abrir los ojos pero fallo, es como si sobre ellos tuvieran algún peso encima. Un intento más y solo alcanzo a abrir muy poco, logro ver colores aunque borrosos, blanco, azul, gris, negro verde y dorado. Los murmullos cesan pero lo demás continúa retumbando en mi cabeza. Me resigno y vuelvo a cerrar los ojos.

— Está despertando. —Logro escuchar.— Sé que me escuchas Ashley.

Intento abrir los ojos pero no lo logro. Comienzo a desesperarme e intento probar con algo más, tal vez las mano, las cejas, los dedos o solo uno, pero no puedo.

— Llevas mucho tiempo así, hemos estado esperando que despiertes. —Calla.— Solo quiero que resistas un poco más, continúa luchando, aún estás al borde de una fina línea.

Creo que se ha vuelto costumbre esta situación, de hecho me he estado acostumbrando a la oscuridad.






Royce's pov.

— ¿Aún no puedo verla? —Le pregunto y el niega.— Ha pasado mucho tiempo desde la última vez.

Él suspira y niega una vez más. Furioso me siento arrastrando un dolor agudo en el estómago.

— Por lo menos quiten estas cosas de mis brazos. —Le pido levantando las manos, exhibiendo los conductores de sangre, suero y alguna otra cosa que no tengo ni idea de que podrá ser.

— Le dije de hoy a mañana se le iba a retirar. —Dice y mira su reloj.

Asiento y me dejo caer sobre el colchón.

— ¿Está bien? —Le pregunto.

— Perdón. —murmura.

— Ella, ¿Está bien?

De pronto se hacen largos segundos de silencio, como si él dudara en contestarme.

— Estable. —Finalmente habla.— Ha sido la tercera cirugía, recibió tres disparos y puede que haya pestañado, pero eso no nos asegura nada.

— Ella es fuerte, siempre lo ha sido, no creo... estoy seguro de que no se dará por vencida.

Minutos después me encuentro llorando con la almohada pegada a mí. Me duele el pecho y la herida, siento una gran opresión justo en donde está mi corazón, sentía que me desgarraba por dentro.

Al día siguiente al despertar, me encuentro con una enfermera retirando algunos conductores. Mi madre y mi padre tras acompañarme un rato decidieron ir cada uno a sus casas para descansar. Horas después mamá vuelve y termino en la conclusión de que algo malo está pasando, lo veo en ella, en mi padre, en la madre de Ashley, todos saben menos yo, sus ojos intentan decirme tantas cosas que su boca calla, miedo, tristeza, angustia y dolor.

Una de las enfermeras entra y se detiene a mí lado, comienza a revisar algunas cosas. Hace intento de irse pero da media vuelta y me sonríe.

— ¿Pasa algo? —Le pregunto confundido. Ella niega.

— Irá a ver a su esposa. —Me informa.— Ya traerán una silla de ruedas.

Unos minutos después y ya estoy frente a la puerta de la habitación de Ashley, al entrar me siento débil, inútil y el miedo a perderla me invade. Mis ojos comienzan a lagrimear y en cuestión de segundos ya estoy llorando sin cesar.

Casada Con Una BESTIA  | EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora