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La puerta de mi habitación se abrió de golpe provocando que dejara caer las pastillas que tenía en las manos. La mirada de Raúl era tenebrosa, el hombre que estaba a su lado caminó hasta mi y me sostuvo de las muñecas.

- ¿Qué pasa? -Le pregunté confundida. Raúl me ignoró y salió de la habitación.

El hombre que sostenía mis muñecas empezó a caminar conmigo a rastras. Mientras trataba de que me el hombre me soltara escuchaba la voz furiosa de Raúl desde el piso d abajo.

- Entra. -Me ordenó cuando estuvimos frente a la camioneta.

- ¿Qué está pasando? -Le volví a preguntar cuando él subió detrás de mi. Raúl me volvió a ignorar-. ¡Demonios Raúl! ¡¿Qué rayos pasa?!

Él dejó de mirar su celular y me miró sonriendo-; No tienes de que preocuparte, sólo tendrás visita.

- ¿Quién?

- Es una amiga, estoy segura que se llevarán muy bien. -Sonríe. La camioneta se detuvo, él abrió la puerta y me miró antes de bajar-. La llevan a donde les dije, si es necesario que la duerman no duden en hacerlo.

- ¡Raúl! ¡¿A qué te refieres con eso?! ¡Raúl espera! -Le grité pero me volvió a ignorar y cerró la puerta de la camioneta.

Sabía que algo no estaba bien, tenía miedo, sentía una presión en el pecho, recuerdo que Alicia me decía que cundo sentía eso, era porque algo malo iba a pasar.

Cuando la camioneta estuvo nuevamente en marcha, el hombre a mi lado me cubrió la nariz con un pañuelo, era un olor espantoso y entre forcejeos quedé completamente dormida.

(...)

Un horrible olor a suciedad y humedad provocó que despertara. Sentía un dolor inmenso de cabeza y la nariz me ardía, me sentía completamente mareada.

Duré varios minutos para poder asimilar lo que estaba pasando, estaba en medio de una horrible habitación que estaba prácticamente vacía, a excepción por un viejo sofá y la silla a la que estaba atada. Escuché unos tacones que hacían eco en todo el lugar, se escuchaban cada vez más cerca hasta que no escuchaba nada. La puerta se abrió y Vanessa estaba caminando en mi dirección. Tenía una pequeña cartera en sus manos y estaba vestida con unos vaqueros y una camisa blanca. Una enorme sonrisa se formó en su rostro al verme. Se acercó más a mi y retiró la cinta que tenía en la boca.

- Que sorpresa. -Murmuré. Ella sonrió y se cruzó de brazos.

- Realmente la sorpresa es mía, creí que tú y tu hijo habían salido de mi vida por completo. Pero, lamentablemente no es así. -Dijo y suspiró.

- ¿En serio Vanessa? ¿Esto era necesario? -Le pregunté conteniendo una carcajada. Ella se encogió de hombros.

- Al parecer tu esposo no te explicó lo que está pasando -suspiró-, Resulta que Luis, el hermano de Raúl, ósea, tu cuñado; acaba de regresar a Miami y lo más seguro es que irá al departamento de policías y dirá tu paradero, lo cual no conviene para ninguno de nosotros.

Una sonrisa se formó en mis labios.

- Para ti, ¿por qué no es conveniente que me encuentren?

- Por qué quiero a Royce para mi sola y contigo en medio de nosostros dos eso no será posible. -Murmuró.

Lo único que me pasaba por la cabeza en ese momento, era que Vanessa no estaba bien mentalmente, eso se notaba en su mirada llena de odio y a la vez tristeza.

- No se, pero tengo la certeza de que no tienes nada que hacer en este mundo. De hecho tu hijo tampoco.

- Es un bebé Vanessa, es absurdo que...

- ¡Tú y tu maldito hijo son iguales! -Gritó.- ¡Por culpa de tu maldito hijo, Royce terminó conmigo! ¡Es un maldito mocoso!
La miré perpleja, estaba realmente loca, sus ojos estaban rojos al igual que su rostro y caminaba de un lado a otro con nerviosismo. De la pequeña cartera sacó una arma y me apuntó al pecho.

- Vanessa. -Susurré atemorizada. Ella soltó una carcajada y tiró del gatillo del arma.

- Un tiro no será nada, al fin y al cabo terminarás muerta. -Murmuró y apuntó a mis piernas.

Tenía un nudo en la boca del estómago y no podía hablar, estaba temblando y Vanessa lo estaba disfrutando. Tenía miedo, bastante.

- Bien. Ahora si estoy más tranquila. -Rió-. Estás asustada, ¿verdad? Si vieras como estás temblando.

- Estás feliz, ¿cierto? -Logré murmurar después de largos minutos. Ella se encogió de hombros y sonrió.

- No, aún no. -Dijo y soltó un disparo.

Sentí un enorme dolor en una de mis piernas. Estaba mareada y me dolía la cabeza.

- Ahora si estoy feliz.

El dolor aumentó en mi pierna derecha, cuando logré mirarla veía la sangre correr por el resto de mi pierna y correr en dirección a la puerta por la que unos segundos después Vanessa salió sonriendo.

(...)

- ¡Hey! -Gritaron. Traté de abrir los ojos pero era casi imposible, los párpados me pesaban y sentía la cabeza explotar-. ¡Qué despiertes!

- No creo que lo haga, está muy débil. Sólo mira su estado. -Murmuró-. Es mejor que vengas luego Pattie.

¿Pattie? Ese es el nombre de mi madre. Quería abrir los ojos y mirarla, había pasado tantos años, porque a pesar de cómo me había tratado, quería verla.

- ¡No! ¡Quiero que despierte ahora! -Volvió a gritar aquella mujer-. Quiero que me dejes sola, necesito hablar con ella.

- Pero...

- ¡Ahora Raúl! -Le ordenó.

- ¿Mamá? -Susurré varios minutos después. Escuché unos pasos y luego unas manos acariciar mi cabello. Necesitaba saber que hacía ahí, ¿cómo conoce a Raúl?

No obtuve respuesta de su parte, sólo sentía sus manos acariciar con suavidad mi cabello. Sentí mi corazón latir con bastante fuerza y quería llorar, quería gritar tantas cosas hasta más ni poder. Era mi madre la que estaba acariciando mi cabello, era mi madre la que estaba siendo cómplice de Raúl. Me dolía tanto aquello, me dolía más que la herida del balazo. Pero quería y necesitaba verla.

- ¿Qué... -No pude terminar la pregunta porque la voz se quebró y tenía un nudo en la garganta que no me permitía hablar. Y luego de varios segundo, nuevamente no obtuve respuesta de su parte. Entonces abrí los ojos y la vi.

Seguía con aquella mirada triste en sus ojos y, aunque físicamente no parecía aquella que me dejó hace años en una enorme ciudad. Ella no dijo nada y tampoco hizo nada y, continuó con sus pequeñas caricias.

- Mamá. -Susurré con los ojos húmedos por las lágrimas.

- Shh... -Susurró y se acercó. Con suavidad sostuvo mi cabeza entre sus manos y besó mi frente.

Cerré los ojos y las lagrimas salieron de estos. Me había besado, mi madre me había besado. En toda mi vida sólo quise sentir aquéllo, sólo quería un beso de mi madre, sólo quería sus pequeñas caricias y, lo obtuve.

La escuché suspirar y se dejó caer de rodillas al suelo y me abrazó, entonces la escuché lloriquear.

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😻¡Hola! 🙈💖✨

Aquí les dejo un capítulo. Espero con ansia que les guste y, que no se les olvidé dejar su comentario y votar.

Les mando besos a todas... 😘😘😘
👐💞💞

Casada Con Una BESTIA  | EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora