Una miradita, princesa (Charleimy)

5. ❛ Vos no me encendés ❜

—Yeimy

—Al fin solos, princesa.

El recuerdo de mi fantasía, quería decir, pesadilla de la noche anterior me invadió al sentir su aliento en mi oído. Los besos, sus gemidos lentos y graves, su lengua descubriendo mi cuerpo... De repente empezaba a hacer demasiado calor.

—Queda mucho aún, ni siquiera la letra está completa —dije con la boca seca, alejándome un paso de él.

Le miré de reojo. Llevaba una camiseta negra sin mangas que dejaba los marcados músculos de sus brazos al aire. Eso no me ayudaba para nada.

—¿La puedo ver?

Saqué mi libreta recién comprada del bolso. Había pasado la canción a limpio, por supuesto, porque la versión original que había escrito años atrás estaba rodeada de corazones con "Charly Flow" escrito dentro de ellos.

Se la entregué tratando de disimular lo mucho que me temblaban las manos, y él hizo deliberadamente que nuestros dedos se tocaran. Los retiré con rapidez antes de que aquel roce me despertara nuevos recuerdos.

—Quiero un pedacito de tu cuerpo en mis sueños, un poquitico de tu piel en mis besos, quiero bailar contigo siempre, para no despertar —leyó los últimos versos que había escritos antes de un hueco en blanco en la hoja, y sentí que se me erizaba la piel al escuchar mis palabras en sus labios—. ¿Esto estaba en lo que me enseñaron ayer?

Me recordé a mí misma que odiaba a ese hombre. ¿Lo odiaba? ¿O solo necesitaba odiarlo porque sabía que, si no, volvería a caer ante él? No, tenía que ser la primera opción. Le respondí con la voz más fría que pude encontrar.

—No, aún no he encontrado un ritmo que me guste.

—¿Y lo que falta acá?

—Necesito otra estrofa ahí para completarla.

—Pues escribila.

Rodé los ojos.

—Gracias, no se me habría ocurrido.

—Para eso estoy, princesa —respondió con aquella irresistible sonrisa que me provocaba ganas de ahorcarle con mis manos.

—No es tan sencillo, eso lo escribí hace tiempo.

—¿En qué te inspirabas para componer?

Lo miré rápidamente con el pulso acelerado, preguntándome si habría sospechado algo.

—¿Por qué decís eso?

—La letra es muy buena, deberías intentar pensar en lo mismo.

—Amor... Amor de adolescentes —respondí.

—Cerrá los ojos.

—¿Por qué?

—Quiero intentar hacer una cosa. Vos cerralos.

No confiaba en él, pero lo hice. Me ponía nerviosa no saber dónde estaba. De pronto lo sentí detrás de mí, respirando en mi oído.

—¿Cuántos años tenías?

—Te dije que era amor de adolescentes.

—¿Algún noviecito?

—Alguno.

—¿Más guapos que yo?

—Bastante.

—¿De verdad? —su tono ya no era cautivador, y sonreí al notarlo molesto.

—¿Necesitás que los busque en face y te envíe sus perfiles? —pregunté con burla.

—No te salgás del juego. ¿Qué sentías por ellos?