Una miradita, princesa (Charleimy)

13. ❛ Vampiro ❜

—Yeimy

Mi humor de femme fatale se vio arruinado cuando me sonó el teléfono.

—¿Yeimy? Soy la mamá de Irma.

Miré el reloj. Irma era la amiga de Mateo que había organizado una fiesta la noche anterior. Había quedado en recogerle después del almuerzo, pero aún era por la mañana.

—Hola, sí, ¿qué pasa?

—No te asustés con lo que te voy a decir.

Después de esas tranquilizadoras palabras que jamás habían calmado a nadie en la historia de la humanidad, el escenario menos grave que me imaginaba era a Mateo atropellado por un carro desangrándose en medio de la carretera.

—¿Qué le pasó a mi hijo? —pregunté, alterada.

—Estamos en el Hospital El Peñol.

—¿Qué?

—Estaban jugando a trepar árboles en el jardín y se cayó.

—¿Está bien? ¿Está consciente?

—Sí, solo dijo que le dolía el brazo y decidí traerlo a Urgencias.

No, ya podría haber empezado por ahí, señora.

—Gracias, salgo para allá —dije, entre aliviada y preocupada.

—¿Qué pasó? —preguntó Cata.

—Mateo se cayó de un árbol en casa de una amiga.

—¿Y está bien?

—Sí, parece que solo se lastimó el brazo.

—Ah, tranquila, te llevo para allá.

Asentí en agradecimiento mientras íbamos a su carro.

—Seguro que eso lo sacó del papá, vos eras bien buena escalando de pequeña —murmuró.

—¡Cata!

—Perdón, pero allá donde haya una oportunidad para criticar a Charly Flow, ahí estaré yo.

—Estás hablando de mi bebé también.

—Era una crítica constructiva, para que elijás mejor al próximo papá de tus hijos.

—Catalina Bedoya...

—Solo digo que a Mateo Yatra Montoya no le habría pasado esto.

Suspiré, deseando tener una chancla a mano para lanzársela, pero como no la tenía me metí en el carro y fuimos hacia el hospital.

—Charly

Me desperté en cama ajena por primera vez en semanas. Me sentía horrible del guayabo y el brazo me dolía como si se me hubiera roto en siete partes; pero, a pesar de todo, sentía que había dormido como un bebé.

Los recuerdos de la noche anterior invadieron mi mente, borrosos y desordenados, pero aun así estaba seguro de que había sido una de las mejores de mi vida. Pensé en Yeimy. Me hubiera encantado despertar en sus brazos, comerla a besos mientras escuchaba su risa, apartar el cabello de su rostro para poder perderme en aquellos ojos. Pero era un imposible, y lo sabía. Tal vez fuera mejor así, yo continuando con mi vida mientras ella hacía lo mismo con la suya.

Me estiré en la cama, gimiendo. Mi mano bajó hasta el colchón para poder abrazar a aquella mujer pero, para mi sorpresa, solo se hundió en el suave material. Me giré desconcertado. ¿Estaría en el baño? Me puse en pie, a pesar de que me dolía todo el cuerpo, y caminé hacia él.