—Charly
—Charly, no me estás compartiendo con nadie. Con Juancho se nos acabó el amor, la pasión, la química... Todo lo que siento por vos.
La miré desconcertado. Esa era una de las tantas frases que usaba hacía años cuando las peladitas con las que quería acostarme me preguntaban por Gema. Era irónico, pero dejé de usarla justo cuando se hizo realidad. Sí, me gustaba que las mujeres se murieran por mí y seducir a las que no lo hacían, pero sin darles falsas esperanzas. Lo que veían era lo que había, y no sabía cómo había sido capaz en el pasado de mentir para eso.
Pero, ¿cómo lo sabía Yeimy? ¿Podía ser que...? No, era imposible. Me acordaría si me la hubiera cruzado en el pasado, mucho más si la hubiera llevado a la cama.
—Yeimy...
—¿Sí? —ella me miró confundida ante mi reacción.
—Esa frase...
—¿Qué pasa con ella?
Me miraba como si de verdad esperara una respuesta, pero no podía dársela sin confesarle lo demás. Y, ahora que las cosas iban tan bien entre nosotros, no podía arriesgarme. Cuando estaba con Yeimy quería abrirme tanto con ella, contarle todo lo que desconocía sobre mí, pero tal vez sería buena idea amarrarla un poco más antes de exponer mi lado más sucio. Bueno, sucio en ese sentido, porque el otro quería presentárselo lo antes posible.
—Creo que le di demasiada comida a Mateo —traté de cambiar de tema—. No le des cantaleta si no cena, la culpa fue mía.
—Ah, ¿le estuviste dando porquerías a mi hijo pues? —preguntó molesta de pronto, cruzando los brazos.
—¿Porquerías? Comida de mi amá, primeras calidades, home.
—Veo que se la pasaron bien.
—Sí, estuvimos jugando y hablando toda la tarde.
—¿Y de qué hablaron?
—De muchas cosas. De las clases, de pelis, de su novia...
—¿CÓMO QUE NOVIA?
La miré asustado ante su reacción.
—Sí, Irmita, es de su clase.
—¿Qué pendejadas le estuviste diciendo, Charly? Solo tiene siete años.
—Ni que fuera yo casamentera pues, ese nene vino a mi casa ya con noviecita incluida.
—No puede tener nov... Esa palabra. Es mi bebé, mi Mateo.
—Te salió galán el peladito, qué se le va a hacer —me arrepentí de mis palabras cuando me dirigió una mirada asesina—. Pero tenés razón, está muy chico pa' las viejas, ya habrá tiempo.
—Cuando cumpla treinta.
—Más bien trec... Sí, treinta mejor —dije tratando de ser serio, pero acabé tapándome la boca sin poder contener la risa.
—¿De qué mierda te reís, Cruz?
—No te gustarán los hombres celosos, pero vos bien que lo sos —me acerqué a ella y la abracé por detrás antes de ganarme el segundo chanclazo del día.
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Una miradita, princesa (Charleimy)
Fiksi Penggemar¿Y si Charly y Yeimy no se hubieran conocido de pequeños? ¿Y si ella hubiera sido una fan más hasta que algo ocurrió? Yeimy Montoya es una mujer fuerte que, tras mucho trabajo duro, ha logrado convertirse en cantante. Todo se pone en peligro cuando...