4. ❛ Al fin solos, princesa ❜

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Aviso de escenas +18, lean bajo su responsabilidad etc etc ♡.

—Yeimy

Llegué a la sala de producción por la mañana y me puse los auriculares, reproduciendo la maqueta de Reflejo y pensando en los arreglos que íbamos a hacer. Una mano en mi cintura me sobresaltó, y me giré rápidamente mientras me quitaba los cascos.

—Tranquila, princesa, soy yo —Charly me miraba con una sonrisa traviesa, a apenas unos centímetros de mí. Me di cuenta de que no me había soltado cuando sentí sus dedos acariciando mi cintura, al aire al haber escogido un top tan corto.

—No me toques —exigí, sintiendo cómo mi respiración se aceleraba.

Charly se inclinó hacia mí, hasta que sus labios quedaron junto a mi oído.

—Eso no me lo decías hace ocho años.

—¿Qué...? —sentí que me faltaba el aire.

—¿Creías que me podía olvidar de vos? ¿De nuestros besitos, los abrazos...?

El corazón se me iba a salir del pecho, y de pronto noté a Charly mordiendo suavemente el lóbulo de mi oreja. Mis rodillas temblaron, pidiendo que me dejara llevar, pero yo le empujé con todas mis fuerzas. Cuando volví a mirarle él tenía aquella sonrisa desquiciante y sexy que me volvía loca.

—Yo sí te olvidé.

—¿Ah, sí? —susurró mientras volvía a acercarse.

—Vete, nos puede ver alguien.

—¿Quién? ¿Tu novio?

—Sí, ya me cagaste la vida una vez, no voy a permitir que me jodás lo que tengo con Juancho.

—¿Qué tenés con él? —preguntó, dando otro paso en mi dirección.

—Estabilidad, cariño, amor.

—¿Nada de pasión ni buen sexo? ¿O es que eso solo te lo puedo dar yo? —dio un paso más, y yo empecé a retroceder hasta que mi espalda chocó con la pared.

Charly no se detuvo. Caminó hacia mí hasta que estuvo apenas a unos centímetros de mi cuerpo, acorralándome.

—No seás tan convencido, eso no fue nada del otro mundo.

—Era tu primera vez, princesa, no iba a cargar con todo. Pero ahora...

Recorrió la distancia que nos separaba y dejó un pequeño beso en la comisura de mis labios, haciéndome temblar. Su boca recorrió a besos mi mejilla hasta detenerse en mi cuello.

—No soy la misma niña inocente que caía en tus trampas, Charly —jadeé.

—Mejor, hoy quiero a la Yeimy salvaje —susurró lentamente, y no pude evitar gemir cuando sentí sus labios succionando mi cuello.

Sentía un ardor peligroso entre mis piernas y mi respiración se aceleraba a cada lamida.

—No vas a tener a ninguna —respondí, usando toda mi fuerza de voluntad—. No quiero nada con vos.

Un mordisco en mi cuello y sentí mi panty empapándose.

—No querés nada —repitió, separándose de mí y riendo levemente mientras sus ojos azules se clavaban en los míos—. Y por eso estás gimiendo y mojándote a cada segundo.

—No estoy mojada.

—¿Lo comprobamos? —preguntó él con una sonrisa pícara.

—¿Y vos? ¿Te excito? —dije desafiante, intentando cambiar las reglas del juego.

Una miradita, princesa (Charleimy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora