61. ❛ Gracias por ser un idiota ❜

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Siete años después.

—Yeimy

Me desperté como Dios me trajo al mundo sobre el pecho de Charly. Quienes decían que los años y los hijos mataban la pasión desde luego no nos conocían a nosotros.

Me estiré con un gemido y miré el reloj de la mesita de noche. Ya eran las diez. Rodé y besé suavemente el cuello de Charly.

—Buenas días —susurré.

Sentí su mano acariciando mi espalda mientras gruñía.

—Cinco minutos, mi amor.

—¿Cinco? —dejé un beso húmedo en sus labios.

—Mejor diez —me correspondió durante unos instantes antes de girar en la cama hacia el otro lado, tapándose con la sábana—. Me destrozaste anoche, princesa.

Me vestí como si no hubiera pasado nada esa noche, porque no tenía ganas de llevar a ninguno de mis hijos a la doctora Olga otra vez, y salí de la habitación.

Nuestra casa de Miami era amplia y luminosa...

Nuestra casa de Miami. Wow, la verdad es que nunca había pensado que esa frase fuera a hacerse realidad. Pero, cuando vos y tu pareja eran cantantes famosos e internacionales, las posibilidades eran muy distintas.

Habíamos tenido que ir para un festival que se había celebrado el día anterior. Intentábamos que nuestras giras y compromisos no coindicieran para que alguno se pudiera quedar en Medallo con los niños, aunque en vacaciones sí solíamos viajar todos juntos. Como caía junto al cumpleaños de Mateo le habíamos dejado invitar a Irma, su compañera de clase, y Pite, un amigo que había conocido en la comuna. Irma dormía en la habitación de Vane y Pite en la de Mateo.

Fui a preparar el desayuno, y por preparar decía llamar a la panadería de enfrente para que nos lo trajeran. Cocinar seguía sin ser lo mío, y tampoco era mi pasión.

La comida llegó y yo fui a despertar a los niños.

—Buenos días —encendí la luz del primer dormitorio—. Erik, Charly, ¿cómo durmieron, mis amores? —pregunté besando a ambos.

Sí, Charly Sr. y yo no pretendíamos tener más hijos por el momento, hasta el día en que él llegó con una prueba de embarazo.

—¿Esto qué es? —pregunté mientras él me daba un beso.

—Un test de embarazo.

—Sí, ya lo sé, ¿por qué lo compraste?

—Tenés dos semanas de retraso.

—¿Vos cómo sabés eso? —dije riendo.

—Soy el invitado VIP de eso que tenés allá abajo, creeme que me doy cuenta de cuándo tenés el periodo y cuando no.

—Sí, pero... No pensaba que llevaras la cuenta —sacudí la cabeza—. A veces me cambia el ritmo, nos hemos cuidado, no creo que sea eso.

—¿Te tengo que recordar que también nos cuidamos con lo de Mateo?

—Charly...

—Andá, pa' salir de la dudita pues, ¿sí?

Le quité la prueba con un suspiro y me encerré en el baño para hacerla.

—Pasá —dije cuando la dejé en la mesada a la espera de que salieran las dichosas rayitas.

Charly se asomó con ilusión, mirándolo decepcionado al no ver ninguna línea.

Una miradita, princesa (Charleimy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora