Una miradita, princesa (Charleimy)

29. ❛ Un pedacito tuyo ❜

—Yeimy

—El desmayo probablemente se debió a que está embarazada.

No. Aquello no era posible. No me podía estar pasando eso otra vez. Tenía que ser un error.

—Pero... Yo... Ya tengo un hijo. Y los síntomas que tuve al principio del embarazo fueron totalmente distintos.

Sí, había tenido un retraso, pero mi periodo siempre había sido irregular. En cambio, no había sentido nada distinto hasta el desmayo de ese día.

—Los síntomas pueden ser diferentes entre gestaciones, sobre todo entre el primer hijo y los demás.

Y los demás, repetí en mi mente. Se me hacía tan extraño pensar que podía tener a otro Mateo dentro de mí.

La doctora seguía hablando, pero no le presté mucha atención. Dijo algo sobre la hormona del embarazo, que los análisis eran claros, y que tendría que hacerme una ecografía en algunas semanas. También me explicó que me iban a dejar en observación durante la noche, pero yo solo quería hundirme en aquella cama y desaparecer. Las lágrimas se empezaban a acumular en mis ojos y la ansiedad fue escalando desde mi vientre hasta mi pecho.

Y, al fin, formulé la pregunta que más miedo me daba hacer.

—¿De cuánto tiempo estoy?

Contuve el aliento. Fueron los segundos más eternos de mi vida.

—De cuatro semanas.

Hice las cuentas mentalmente. Estaba comenzando diciembre, y lo más cercano a cuatro semanas era... La fiesta de Halloween y mi noche con Charly en el hotel. No había estado con Juancho desde hacía bastantes días antes de eso, y mucho menos después.

Sí, Charly y yo estábamos borrachos y no nos habíamos cuidado, pero le había pedido a Cata que me consiguiera una pastilla del día de después. Luego fui a su casa y nos fuimos al hospital por Mateo, y después... No recordaba habérmela tomado. Con todo lo del accidente se me había olvidado por completo hacerlo.

Exhalé todo el aire, llena de alivio.

Charly era el padre.

Miré a ambos hombres, que estaban estupefactos frente a mi cama. Sabía que los dos estaban haciendo las mismas cuentas que yo. La médica se despidió y Charly se giró hacia mí, mirándonos a Juancho y a mí alternativamente. Me dedicó una sonrisa amarga.

—Felicidades al papá, pues —dijo con frialdad mientras le daba una palmada en el hombro a Juancho, antes de ir hacia la puerta.

—Char... —traté de detenerle cuando salía, pero Juancho cerró de un portazo antes de que pudiera oírme.

—Vos sí sos mucha zorra —gruñó, clavando en mí unos ojos llenos de furia.

—Juan, respetame.

—Perdiste todo derecho al respeto cuando me culpaste de engañarte mientras vos te revolcabas con a saber cuántos muertos de hambre —gritó.

—Si vos no me hubieras vendido a Charly, tal vez no me hubiera acostado con él —respondí en el mismo tono.

Juancho me miró con los ojos muy abiertos del shock.

—¿Ese hijueputa es el padre?

—Sí —contesté con una mirada desafiante.

—Zorra malparida —escupía las palabras con asco—. Yo te di trabajo cuando nadie te quería, yo te convertí en la estrella que sos, ¿y me lo pagaste poniéndome los cachos con mi mejor amigo?