9. ❛ Mi Reina del Flow ❜

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—Yeimy

—Yo no tengo que fingir nada porque ya estoy enamorado de vos.

El corazón empezó a palpitarme en mis oídos y sentí que mis ojos comenzaban a humedecerse.

—Charly, no me hagás esto, por favor —supliqué.

—¿El qué? —preguntó con voz inocente y la mirada clavada en mis labios.

—Charly... Vos no entendés... Las cosas son complicadas.

—Son sencillas. Yo quiero estar con vos, y vos querés estar conmigo.

La visión de sus ojos tiernos y su boca acercándose a mí era demasiado tentadora. Cerré los míos con fuerza.

—Yo no quiero estar con vos, yo quiero estar con mi novio. Y vos deberías querer estar con tu mujer.

—Mi mujer sos vos —susurró, demasiado cerca de mí.

Sentí sus labios dejando un pequeño beso en la punta de mi nariz. Me sentía cobarde estando ahí acorralada y con los ojos cerrados, pero la verdad era que tenía mucho más miedo de mí misma que de él.

—Soy yo y todas, Charly —solté una risa amarga en medio de mi respiración entrecortada.

—¿Entonces ese es el problema? ¿Que no confiás en mí?

Su dedo acarició mis labios y luego empezó a bajar por mi mentón, mi cuello, recorriendo lentamente el valle de mis senos hasta llegar a mi top. Pasó por encima de la tela y comenzó a descender por mi abdomen a una velocidad desesperante.

—Sos mujeriego, infiel, y ni siquiera respetás a la pareja de tu amigo —sentía su aliento en mis labios y la piel de mi vientre erizándose a su paso—. ¿Qué esperás? ¿Que pase las noches con vos y durante el día me quede pensando en a qué mujer le estarás diciendo lo mismo?

—Yeimy, si me dieras esa oportunidad, yo jamás te lastimaría.

Si fuera "jamás" no lo habrías hecho hace ocho años, quería gritarle.

—No hagás promesas que no podés cumplir.

Abrí los ojos, y me arrepentí al instante. Su lengua recorría su labio inferior, como si estuviera pensando qué parte de mi cuerpo iba a devorar primero.

—No me hagás esto —repetí, sin aire.

—Sí te lo voy a hacer.

Se inclinó hacia mí, pero un fuerte golpe en la puerta nos hizo sobresaltarnos y di un paso hacia delante del susto.

—¿Charly? —dijo Juancho desde el otro lado.

—¿Ya entramos en la fase de manoseo y yo ni advertido? —susurró Charly con voz traviesa mientras tocaba mi cadera, y me di cuenta de que había puesto ambas manos sobre su pecho.

No quería separarme, pero acabé haciéndolo mientras apartaba la mirada.

—¿Qué pasa? —gritó Charly.

—¿Viste a Yeimy?

—¿Te vi? —me preguntó en voz baja.

—¿Cómo creés, imbécil?

—No, se fue antes de que yo viniera, buscá fuera —dijo Charly, volviendo a alzar el tono.

Respiré aliviada cuando escuché el sonido de pasos alejándose, y cuando volví a mirar a Charly él me estaba sonriendo con ternura, como si se alegrara de verme contenta.

—¿Y bien, princesa? ¿Nos la jugamos?

Sus dedos escalaron a mi cabello, enredándose en este. Respiré hondo y me acerqué aún más a él.

Una miradita, princesa (Charleimy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora