10. ❛ Una respuesta ❜

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—Yeimy

Estaba besando a Charly otra vez, y se sentía exactamente igual que la primera. Un segundo entre sus labios y volvía a ser la pelada que se dormía mirando sus afiches de Charly Flow mientras soñaba con ser su mujer. Y al fin lo era. Aunque fuera por unos instantes, lo era.

Sabía delicioso, y sentía su corazón latir al mismo compás que el mío. Perdí la noción del tiempo hasta que la gente empezó aplaudir mientras Juancho les agradecía por los altavoces el haber venido al concierto, lo que marcaba el fin del evento. Nos separamos lentamente, resistiéndonos a ello. Mis pulmones estaban sin aire y mis labios hinchados ya extrañaban los de Charly.

—Ay —le escuché gruñir y llevarse la mano a la boca.

—¿Qué te pasó? —pregunté preocupada.

—Alguien casi me arranca el labio mientras jugábamos con unos carritos, aún me duele.

—Si estábamos jugando con carritos, ¿qué hacías encima de mí? —enarqué una ceja, divertida.

—Era la versión para mayores. Cuando querás te enseño la de mamás y papás —respondió con voz traviesa, haciéndome reír.

—Te manché —murmuré, acercándome a limpiarle el labial rojo que le había quedado por media cara.

Su lengua empezó a jugar con mi dedo, haciéndome reír levemente de nuevo. Cuando su cara estuvo lo suficientemente bien como para no levantar sospechas, retiré mi mano y retrocedí unos pasos de él. Su mirada recorría mi cuerpo en aquel conjunto provocativo, haciéndome sentir tan expuesta como excitada. Me encantaba la manera en que me devoraba con los ojos, pero no del modo que lo hacían esos babosos cuando estaba en el escenario. Era tierno, como si quisiera acariciarme y cuidarme antes de darme como a cajón que no cierra contra la pared del estadio.

—¿Y bien? ¿Vas a seguir negando lo que pasa entre nosotros después de ese beso?

Su voz era tan firme y convencida que me hacía odiarle y querer volver a besarle a la vez.

—Charly, vos me gustás. Me encantás —corregí—. Pero ya te dije, las cosas son complicadas.

Me estaba pidiendo que confiara en el hombre al que había odiado durante los últimos ocho años, el que me había traicionado de la peor manera. Eso sin contar que no sabía cómo reaccionaría a lo de Mateo, o cómo se lo contaría. Y, por supuesto, estaba Juancho.

—Todas las relaciones son complicadas. Pero lo verdaderamente complicado es encontrar algo como esto —susurró, señalándonos.

—Tengo que pensarlo —suspiré durante varios segundos—. No es un "no", es un... "Tengo que aclarar mis pensamientos".

—¿Y entonces cuánto vas a tardar en decirme que me amás y que no podés estar sin mí?

—Dejame un día al menos, ¿sí? Por favor.

—Mañana a las ocho en mi casa. Te espero con una respuesta.

—¿En tu terreno?

—Claro, si me decís que sí tendremos que celebrar, y si me decís que no... Necesitaré convencerte de lo equivocada que estás.

Su voz sonaba demasiado sexy, como si estuviera profiriendo amenazas que yo necesita que cumpliera ahora mismo. Y, como no podía faltar cada vez que tenía un momento con él...

—¡Pececita!

Charly rodó tanto los ojos que sentí que iban a dar la vuelta en su cráneo. Juancho se acercó a abrazarme y felicitarme.

Una miradita, princesa (Charleimy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora