42. ❛ Navidad ❜

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—Charly

Las cosas con Yeimy iban bien, a pesar de tener que soportar al estúpido hijueputa pirobo gonorrea de Juancho aprovechándose de ella. Aunque, en cuanto me acordaba de todos los momentos que compartía con ella en las noches, las cosas malas se me olvidaban por completo.

Mateo ya se había dado cuenta de que algo pasaba y no paraba de preguntar cuándo iba a regresar Yeimy a casa.

—¿Es porque ya no la querés? —dijo haciendo un puchero.

—¿Cómo podés pensar eso, mijo? Yo a tu mamá la amo, hoy y siempre.

—¿Entonces por qué no vuelve?

—Es complicado... Yeimy y yo nos precipitamos viviendo juntos, y pensamos que sería mejor conocernos más antes de volver a hacerlo, pues.

—Pero yo la echo de menos...

—¿Sabés qué? ¿Por qué no te vas a vivir un tiempito con ella? Vos podrás venir siempre que querás, te prometo que no voy a tocar nada de tu pieza.

—¿Y no te vas a olvidar de mí?

—Palabra.

—¿Y no vas a querer más a Vanesa?

—Palabra.

—Entonces me vas a seguir queriendo más a mí.

—Oigan a este, tampoco se aproveche.

Le di un beso en el pelo cuando de pronto el timbre sonó. Fui a abrir sin molestarme en ponerme una camisa.

—Que sea Yeimy, que sea Yeimy —susurré.

Abrí la puerta y sonreí al ver de quién se trataba.

—¡Gema!

Nos abrazamos antes de invitarla a pasar.

—¿Y esta sorpresita?

—Ah, no esperarás que pase solita el día de Navidad en New York, rey.

—Me alegro de que estés acá, Vanesa se va a poner dichosa. ¿Dónde te estás quedando? —pregunté al ver que no traía maleta.

—En un hotel del centro, te paso luego la dirección por si me necesitás.

—Sabés que esta casa es casi como si fuera tuya —la abracé de nuevo—. ¿Te vas a quedar ya acá?

—Casi. Vine por Navidad, luego buscaré un apartamento y regresaré a Nueva York para terminar el trabajo y traer todas mis cosas. Ni sabés la cantidad de ropa nueva que compré.

—¿Conociéndote? Sí, me lo imagino.

Gema fue a buscar a Vane, y tras un rato de jugar los tres con Mateo ella y yo volvimos a estar solos.

—¿Y Yeimy? Vane me dijo que vivía acá.

—Larga historia.

—Contámela pues.

—¿Empiezo por el embarazo, por que Mateo sí es mi hijo o por que ahora estamos fingiendo estar separados y juntos a la vez?

Gema se atragantó con el café y acabó por encogerse de hombros.

—Por donde querás.

Resumiendo nuestra historia, sí me daba cuenta de que parecía sacada de una novela.

—¿Así que se acostó con mi novio y con mi marido la mosca muerta?

—Gema...

—Era broma, bien imbécil que fuiste —dijo golpeándome el hombro—. Con lo linda que es, no sé qué hace con vos.

Una miradita, princesa (Charleimy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora