12. ❛ Quiero despertar a tu lado ❜

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Escenas +18, sáltense la cursiva si les incomoda etc etc ya saben. ♡

—Yeimy

Pensaba que no podía cagar más mi vida, pero despertarme en la cama con Charly me demostraba que estaba equivocada. Agarré el borde de la sábana y empecé a alzarla, rezando a todos los dioses que conocía por tener al menos la ropa interior puesta. Pero, para mi desgracia, cuando la subí del todo, vi que estaba exactamente igual que cuando vine al mundo. Y, a juzgar por algo duro que se clavaba directamente en mi pierna, Charly estaba en las mismas.

Traté de hacer memoria. Había pasado la fiesta bebiendo para olvidar tanta mierda. Juancho me perseguía para darme cariños, los cuales solo me producían asco, y tampoco quería cruzarme con Charly; así que me metí tras unas cortinas y me encontré a un hombre disfrazado de esqueleto. Y de un momento a otro estaba entre sus labios, y luego entre sus cobijas.

Al menos Charly estaba igual o más tomado que yo. Respiré aliviada al saber que no se había aprovechado de mí. El Charly que creía conocer jamás sería capaz de algo así, pero, ¿el que había descubierto hace un día? No sabía cuáles eran sus límites.

Tomé a Charly de la muñeca, intentando sacármelo de encima sin despertarlo. Él empezó gemir y a moverse mientras me apretaba más contra su cuerpo. Contuve el aliento y lo miré, pero seguía profundamente dormido. Volví a intentarlo, con aún más cuidado, y esta vez sí lo conseguí. Me puse en pie mientras él gruñía y se revolvía para abrazar la almohada, pero el mundo empezó a dar vueltas por culpa del movimiento brusco.

El guayabo estaba destruyendo mi cabeza; y, si me quedaba alguna duda de lo que había pasado anoche, el dolor entre mis piernas me lo confirmó. También me dolía demasiado la cadera, como si me hubiera caído desde un quinto piso y hubiera aterrizado sobre el hueso.

Fui como pude al baño, que quedaba a aproximadamente un kilómetro de la cama. La suite era enorme, casi tanto como mi apartamento, y probablemente una noche ahí costaría lo mismo que nuestro alquiler. Una pena que no fuese a disfrutarla, pero quería ahorrarme un encuentro incómodo.

El baño también era gigante, con un jacuzzi que no me hubiera importado utilizar. Cerré la puerta y eché mis entrañas sobre el retrete. Me hubiera gustado decir que devolvía del asco que me producía Charly, pero no, eran los tragos.

Me miré al espejo para limpiar las manchas grises de pintura que tenía en cabeza y cuello y que me bajaban por mi pecho y mi vientre hasta el final. Estaba claro qué lugares había disfrutado más Charly. El agua pronto empezó a revelar otras marcas debajo, principalmente chupetones y mordiscos que cubrían todo mi cuello y se extendían hasta mis senos. Me giré y, como esperaba, mi trasero estaba lleno de las mismas heridas. Era como si Charly hubiera querido marcar todo mi cuerpo, y no pude evitar preguntarme si yo habría hecho lo mismo.

La curiosidad me ganó y regresé junto a él, bajando un poco la sábana. Su cuello y su espalda estaban casi más lastimados que los míos, con todo lo que yo tenía sumado a profundas heridas de uñas que encajaban a la perfección con las mías. Se notaba que nos habíamos puesto salvajes la noche anterior. Bueno, ya que la había cagado hsta el fondo, qué menos que disfrutarlo.

Busqué mis panties y los encontré al cabo de un rato junto a la puerta, totalmente rotos. Los tiré a la papelera y me di cuenta, con horror, de que esta vez no había preservativos al fondo. Esperaba que no me hubiera pasado ninguna enfermedad porque, si él iba a ese ritmo normalmente, sería un milagro que no se le estuviera cayendo el miembro a trozos por alguna infección.

Por suerte, mi vestido estaba intacto junto a la mesa. Me vestí, recogí mis cosas a toda prisa y me marché de la habitación, haciendo una parada en la papelera del vestíbulo para terminar de vaciar el estómago. Afortunadamente, nadie se me acercó de camino al carro. Mi canción ya era lo suficientemente famosa como para que me reconocieran en la calle, y por mi aspecto se notaba claramente qué había hecho durante la noche.

Una miradita, princesa (Charleimy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora