capitulo 4 castigo.

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—¿Qué me ves rarita?— me dijo y giró los ojos fastidiado.

— No nada, solo intento entender porque papá se quedó contigo.

— Ay mira que linda.— susurró en sarcasmo.

— Dijimos que no nos íbamos a odiar, o ¿que? ¿No puedes cumplir con un reto?— intento molestarlo aún más

—Claro que puedo, solo que eres tan insoportable que lo haces difícil.

Suspiré y recargué mi cabeza sobre la pared, cierro los ojos en muestra de frustración y aburrimiento.

Él se levantó y comenzó a caminar por toda la habitación.

— ¡Hey! ¿Podrías dejar de hacer eso? Me mareas— fruncí el seño.

— No, no puedo.— contestó

Giré los ojos y me recosté en el suelo mirando al techo que es completamente blanco.

—Quiero preguntar que haces, pero supongo que nada útil porque todo en ti no sirve.

— habló el rey de la productividad y perfeccionismo

—Ya vas a empezar, la rutina que llevo no es perfeccionista — lo miro a los ojos

— si llevas una rutina como esa debes ser perfeccionista, rarito

— holgazana

—Dijimos que no nos íbamos a odiar Cinco.

— Si pues... Yo digo muchas cosas que en realidad no quiero cumplir

— ¿Quieres eso? Bien, me repugnas y no te soporto.—

—¿Si? Me tenías tan preocupado.— me hace una sonrisa fingida

— Ámame u ódiame, al final no me sacas de tu cabeza.

Él ignoró lo que le dije y sacó un lápiz de su bolsillo, comenzó hacer sus cálculos.

—¿Qué haces?— pregunté curiosa.

— Nada que te importe.— me contesta en un tono grosero

El sonido del lápiz chocando contra la pared y los murmuros de Cinco cada vez me abruman más.

—¡Deja de hacer esos ruidos!

— Obligame.—

Me levanté y me acerqué a él poco a poco mientras que él iba dando pasos para atrás cada vez más rápido hasta que se topó con la pared.

— No te tengo miedo.— me contestó desafiante.

— miedo no pero... Si te pongo nervioso.

— Claro que no.— dijo para después empujarme contra la pared

— Vuélveme a empujar niño, ¡Atrévete!

Me empujó, yo le tomé del brazo y lo estrellé contra la pared.

— Sin tus poderes no eres nada.

Me tomó de la nuca y me azotó contra la pared, a lo cual solté un chillido de dolor

— Yo también entreno con ustedes ¿recuerdas?

—¿Quieres pelear Hargreeves?

Le dí un codazo en las costillas, a lo cual el se encorva por el dolor y yo golpeó su nariz aprovechando que está así.

— ¿Sabes que me enseñaron a respetar a las mujeres? Pues eso al carajo porque recibes lo que das.

Me tomó de los hombros y me puso unos buenos golpes en el estómago.

Lo empujé de los hombros y él cayó, quedando arriba de él.

Me miró a los ojos con la respiración agitada, mi cabello suelto cae sobre la cara de cinco.

Él quita mi cabello con cuidado de su cara y me vuelve a mirar.

No entiendo cómo pero mis brazos están por arriba de sus hombros y las de él en mi cintura.

Puedo jurar que él tampoco entiende que está pasando.

Lo escucho tragar saliva y abrir la boca para después cerrarla.

— ¿Por qué sigues arriba de mí?

Mi cerebro reacciona después de años y me levanto.

Cinco imita mi acción y se levanta colocando su peso sobre sus codos.

Yo me senté frente a Cinco, me senté sobre mis piernas.

— ¿Qué fue eso?— me preguntó.

—ni idea.

— Bueno, que no vuelva a pasar ¿quieres?

Solo acentí y sobé mi estómago por los golpes.

— oh y... Disculpa por eso.

— ¿estoy loca o acabo de escuchar a Cinco Hargreeves pidiendo perdón?

—Nunca lo menciones.

— puede ser que te odie pero, no soy una chismosa traidora, esto me lo llevo a la tumba.

—Exacto, así.

Dejó de hablar y me miró. En su mirada podía notar confusión.

— ¿Ahora tú qué me ves?— levanté una ceja.

— Oh, nada, solo... Nunca había notado que tienes un ojo ligeramente más claro que el otro.

— Oh, si, y... ¿Cómo lo notaste?

— Cuando estabas arriba de mí... Te tenía muy cerca y... Ví detalles de tu rostro que nunca había visto.

— Que profundo, yo... También ví algo...

Luego de decirlo él se sonrojó.

— ¡Oh no! ¡No! No nada raro, solo... Tienes dos lunares en tu mejilla izquierda.

—Si, están juntitos, Diego solía decir que eran picaduras de insectos y que mi sangre se volvería radioactiva.

— Claro, típico de Diego.

Nos quedamos hablando de cosas hasta que dió la hora de la cena, Pogo vino por nosotros y nos llevó hasta nuestros cuartos.

Antes de entrar, di la vuelta y le dije a Cinco:

—Nada de lo que pasó hoy puede ser sabido por los demás ¿Entendido?

— Claro, ¿Por qué querría yo que sepan que la pasé bien con una rarita loca?— bufó

— ¿La pasaste bien?— levanto la ceja por su anterior declaración

— Descansa...— dijo y se metió a su cuarto lentamente para evitar contestar a mi pregunta.










Ay JAJAJAJA que bipolares.

Bueno... El emoji del desahogo es...

🤕 (Este)

Por los golpes que se dieron JAJAJA.

Atte: la Hargreeves ✨

Besos y Un Par De Promesas Rotas. The Umbrella Academy Cinco Y Tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora