Pasaron 2 semanas desde entonces, ha habido misiones, peleas y la cosa se complicó entre todos aquí.
Ejemplo: Cinco se distanció para evitar problemas, Luther ya no me habla, Allison me odia y todos se miran feo.
Ben notó mi soledad por aquí, así que me recomendó sus libros, están muy buenos, desde ahí me he hecho fan de los libros.
Ahora al igual que Ben, paseo por la casa leyendo, menos en el baño, no he llegado a ese extremo.
La comida es un asco.
Solo tiene sal, y es que aún que mamá es un robot y sabe cocinar estupendo, papá nos obliga a comer eso para no ser "melindrosos".
Es parte de su entrenamiento supuestamente.
De pronto suena la alarma de misiones, que loco.
Regañan a Klaus porque volvió a intentar ponerle brillos a su antifaz para verse más "cool".
Pero papá lo nota y lo regaña.
Vamos a otro incendio, vaya, por qué tantos ¿incendios en menos de dos meses?
Vamos al lugar del incendio y Todos van en silencio.
Ellos hacen su magia y yo solo entrego aguas y aviso a los demás a quienes tienen que buscar.
Un gato, un perro y tres hombres, fueron a quienes salvó Allison, es buena, digo, está bien entrenada y lo admito.
Cuándo finalmente nos íbamos del lugar, una señora se acerca espantada a pedir ayuda, su esposo aún no sale del edificio en llamas y está en peligro.
Corro a la estructura y estoy apunto de entrar pero no... Cinco me toma del brazo bruscamente y no me dejó entrar.
— Es peligroso Ocho. Yo voy.— al parecer lo dijo muy enserio pero yo no le hice caso y seguí corriendo.
— ¿No escuchaste lo que te dije Jazlín?— me gritó.
Y lo ignoro, así que estamos corriendo al peligro ambos.
Cinco entra delante de mí y sube en busca del señor.
Yo me quedo abajo de las escaleras esperando a que llegue.
Cinco baja con el señor.
— Llévatelo Ocho, aún hay una niña en el último piso... Ahora vuelvo— dijo con tos.
No podía dejar de pensar en él, se va a lastimar.
Lo veo bajar las escaleras y me avienta a la niña como si fuese balón de fútbol americano, la atrapó pero las escaleras se caen y Cinco con ellas.
Bajo a la niña y la debo junto a señor, corro al incendio a pesar de que todos detrás de mí me dicen que no lo haga
No sé porque lo estoy haciendo, arriesgar mi vida por ese... No puedo dejarlo morir porque... Porque... Si no papá me va a castigar, si... Es eso.
Entro al calor y las llamas me abrazan pero no siento nada.
Escucho unos quejidos y volteó a ver a Cinco, tirado y llendo de polvo.
Mi niño está ahí tirado... ¿Mi niño? JA.
Intento levantarlo pero...
— ¡Ah! ¡No! Espérate Jazlín.— se quejó.
— ¿Cómo te saco de aquí?— pregunté.
El fuego se hizo más fuerte e imposible de apagar.
Al respirar tan agitadamente, empezó a apagarse el fuego y no sé cómo pasó.
Arrastré a Cinco conmigo a la entrada a pesar de sus súplicas de que no lo hiciera, al parecer tiene el brazo roto, el izquierdo.
—¡Suelatame!— me decía pero lo ignoraba, debo de sacarlo de aquí ya.
Llegamos a la entrada y Cinco tenía como tres lágrimas en el rostro, antes de que los otros se acercaran, las limpié de su cara.
Claro, su dolor es fuerte pero le dolerá más el ego que lo vean llorar.
Luther lo levantó y lo llevó a la ambulancia.
Donde Allison lo revisó, por su parte, Diego me regañó como nunca había recibido un regaño suyo.
— ¿Por qué te metiste? ¿No sabías que era demasiado peligroso? ¡Estás loca! — me agitó los hombros y me abrazó.
Subimos todos a los autos para ir a la academia y muy seguramente Cinco ya estaba ahí.
Al llegar papá de todos modos me regañó, a mi y a todos, a ellos por no meterse y a mí por meterme.
Oh Dios.
Cinco tendrá el yeso por meses.
— Su hermano número Cinco, necesitará ayuda para hacer las cosas básicas, ya que es zurdo.— Me miró.— Jazlín. Tú lo cuidarás y ayudarás, porque fue tu culpa.
¿Mi culpa?
Solo acentí, ya estoy arta de pelear.
Papá dijo que podemos pasar a ver a Cinco.
Solo entramos Ben, Vanya y yo.
Hablamos un ratito y ya, todo bien.
Al siguiente día, desperté mucho más temprano para ir a cuidar a mi hermano.
Me cambio de ropa y peino, son las 4 am y estoy lista, en fin, sé que me voy a tardar mucho en ayudar a Cinco.
Abro la puerta de su habitación y le lanzo una almohada en la cara.
—¿Qué? ¿Quién?— dice medio dormido.
— Hola, tengo que cambiarte, ayudarte a hacer las tareas y darte de desayunar antes de las 6 am.
— Cinco minutos más.— se volvió a acostar.
— No, ahora levántate.— se medio levantó y fue al Baño.
—¿Me lavas los dientes? — río.
— Qué gracioso. Estás con un brazo roto, no inválido.
Río y le puse pasta dental en el cepillo, fuí a hacer su cama mientras hacía lo suyo.
— Ya, ahora me voy a meter a bañar pero... Ahora sí no es broma.— se rió.
— Si si si, ya sé, ya voy.— le puse una bolsa en el yeso y el se puso traje de baño.
Lo metí en el agua.
— ¡Maldición! Está muy caliente, ¿A caso me quieres hervir?— se hizo el gracioso.
— cállate.— le puse más agua fría.
Puse el shampoo en su cabeza y lo ayudé.
— ¡Ah! ¡Me entró al ojo!— me gritó.
— ¡es que no te quedas quieto!— le dije desesperada.
— Yo soy el que está malito de su brazo y tú te pones de agresiva.— hizo un falso puchero.
Luego de sacarlo de bañar, plancho su camisa y el ve a la ventana con su toalla enredada al cuerpo.
Le doy la camisa y se ríe.
— No voy a poder abrochar eso.— me miró con cara obvia.
— ¡Ya deja de quejarte!
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Besos y Un Par De Promesas Rotas. The Umbrella Academy Cinco Y Tu.
Fanfiction- pero... Lo prometiste.- una lágrima cae por mi mejilla.- dijiste que volverías, y... No lo hiciste, como puedo estar segura de que no me volverás a dejar?- él me abraza. - confía en mí...