La vida en la academia es muy, muy rutinaria.
De no ser por Luther me pego un tiro.
— Hola.— entró en mi habitación y se sentó en mi cama.
—Hola ¿qué pasa?— volteé a verlo mientras me cepillo el cabello.
— No hemos pasado mucho tiempo juntos, así que se me ocurrió... Ir a comer donas.— cuestionó nervioso.
—Claro, ¿ahora?— solté mi cepillo.
—Si, ahora.
—Perdón, ya tengo planes.— hice una mueca de lástima.
— ¿Planes? ¿Con quién?— preguntó en un tono de celos.
—Con Klaus, y no puedes decir nada porque tú me has dejado sola más veces de las que yo he molestado a Cinco.— dije triunfante.
— Yo no te dejo sola.— dijo fingiendo indignación.
— Oh, claro que sí, básicamente no me hablas desde hace un mes. Y lo entiendo, digo, no haces el amor conmigo, ni soy atractiva, es cojer o escuchar los berrinches de una niña, definitivamente la primera.— intenté aguantar la risa pero fue en vano.
— Que graciosa de verdad.— hizo una risa muy falsa.
—Pero tengo razón.
—Si bueno, ¿Klaus?¿No te caía mal?por inmaduro según tu.— hizo alemanes como irritado.
— Ya no, además es mentira, no tengo planes con Klaus, solo te quería echar en cara que me dejas sola.—me puse polvo en las mejillas.
— Yo no te de...— Allison interrumpió la oración.
—Hola, ¿me prestas a Luther un momento?— jaló a Luther del brazo y lo sacó.
Mi mejor amigo se enamoró, genial.
Bien, ahora que no está, comenzaré a hacer mis fechorías.
Todas las sillas del comedor están ya asignadas y tienen un cojín en el asiento.
Planeo ponerle un cojín de broma a Cinco en su silla cuando coma.
Voy con el cojín ya inflado y sé que es una broma bastante típica pero pasará una gran vergüenza.
Levanto el cojín de la silla lentamente y coloco el de broma, hoy cuando se siente va a pasar la vergüenza de su vida.
Llega la hora de la comida y yo espero con ansias a qué Cinco baje.
No quedamos parados alrededor del comedor, esperando la indicación de papá para poder sentarnos.
— Sentados.— dijo papá sentándose en la cabecera de la mesa.
Pruufff.
¡Por fin! Ese sonido.
—Perdón, me disculpo hermanos.— contestó número Cinco muy avergonzado.
— ¿Todo bien número Cinco? ¿Se siente bien del estómago? ¿Necesita que Grace lo revise?— preguntó papá.
—No padre, gracias, estoy bien.—me fulminó con la mirada y yo no podía parar de reír por lo bajo.
Se me salió una risita.
— ¡Número ocho! ¿Qué le hace tanta gracia?— papá me regaña y por muy malo que sea eso, es más gracioso haber humillado a cinco
—Nada padre.— contesté aún riéndome.
— ¡Fué ella! Ella puso el cojín de aire sobre mi asiento.— me señala y yo finjo inocencia aún que es más que evidente que fuí yo
—¡Ya irrumpieron la paz que las comidas tienen! Ambos, castigados.— se me esfuma la sonrisa
— ¿Qué? ¿Yo por qué?—hizo un ademán para que papá le dé una explicación.
—Porque interrumpió el silencio ameno de esta comida número Cinco, por eso.— lo miró desafiante.— ambos terminen su comida y a la sala de castigos.
Cinco rodó los ojos y se concentró en su comida.
Hice lo mismo, rayos, hoy que tenía planes con Luther.
— Bien, terminen de comer, Cinco, Ocho, los espero en mi oficina.
Asentí con la cabeza y metí un bocado en mi boca.
Todos se fueron a sus habitaciones y yo me quedé intentando acabar mi comida.
— Gracias, por tu culpa estamos castigados.— sonrió sarcásticamente acercándose a mí.
—De nada, podrías hacerme una fiesta en agradecimiento, con las gracias impresas en globos.— imité su gesto anterior.
— Bien, dime niña, ¿Qué harás en el castigo?
— Haré mis planes para asesinarte mientras duermes.— sonreí sinica.
—Genial.—dijo marchandose.
Al fin, un poco de paz en mi vida.
Fuí a la oficina de Reginald, si no saben cómo son nuestros castigos, bueno, hay varios, estoy casi segura de que esta vez será... ¡La caja! No se crean, solo exagero.
Pero si nos encierran en una caja en la que no podemos utilizar poderes.
El cuarto es completamente blanco y vacío, no tiene nada, ni sillas, ni nada, no te dejan entrar con absolutamente nada.
Por lo regular suelen encerrarte solo y durante 4 horas.
Pesado ¿No creen?
Solo espero que me manden sola.
Papá nos llevó a esos cuartos y...
—Bien, Entren.— señaló la puerta.
— ¿Ambos?— pregunté preocupada.
— Sí número ocho, entren, ambos.
Número Cinco me dejó pasar primero por impresionar a papá.
Maldito.
— Cuatro horas y media. Luego cenan y van a dormir.— dió la indicación a Pogo, dió media vuelta y se fue.
Ambos entramos a esa especie de cápsula anti poderes.
— Ve tú por ahí, yo por acá.— se dió la vuelta.
—No me digas que hacer, ¿Qué pasará si quiero estar contigo?— me hice la indignada.
— ¿Tú quieres pasar tiempo conmigo?
¿Por qué?— hizo una mueca de confusión.— No, en realidad no pero odio que tengas la razón.— miré a otro lado y continúe.— además, aún que no quiera tengo que pasar tiempo contigo.
— Lo mismo digo.
—¿Qué te parece si dejamos de odiarnos? Solo un momento—le dije.
— Si, me parece bien.— se recostó en el piso.
Wuenas, he tenido una semana ocupada hasta el cansancio, en fin, aquí un CAP.
El emoji del desahogo es...
🎄 (Este)
Ya empezó diciembre.
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Besos y Un Par De Promesas Rotas. The Umbrella Academy Cinco Y Tu.
Fanfiction- pero... Lo prometiste.- una lágrima cae por mi mejilla.- dijiste que volverías, y... No lo hiciste, como puedo estar segura de que no me volverás a dejar?- él me abraza. - confía en mí...