Vuelo

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Jinnie odiaba los aviones y ellos lo sabían. Antes de saber que era Little ella siempre tenía aquellos ojitos de miedo al estar ahí y casi lloraba.

Incluso entonces era Namjoon quién la abrazaba y terminaban viendo películas y series para calmarla, tal vez también por eso él era a quien más confianza tenía la pequeña.

Ahora se encontraban cerca de irse al aeropuerto y la pequeña se había escondido en su lugar de siempre, no quería que la encontraran.

Namjoon fue a buscarla, abrió despacio la puerta del clóset viéndola con una sonrisa.

— Vamos, mi amor. Tenemos que irnos – le dijo ofreciendole la mano.

— No quiero avión, Daddy.... – contestó a punto de llorar.

Namjoon la cargó para abrazarla y se sentó un momento con ella en la cama.

— Voy a estar contigo en todo momento, corazón. Y vas a tener contigo tus cosas todo el tiempo, hice tu mochilita – le explicó con calma y le mostró lo que había adentro.

Ahí se encontraba Jangmi, su chupete, su mantita, cosas para colorear. La pequeña sonrió.

— ¿Me darás la manita? – preguntó algo apenada.

— Todo el tiempo – contestó dándole un beso en la mejilla.

Namjoon había tenido otra plática aparte con Bang PD sobre sus demostraciones de amor, el líder había dicho que no se detendría frente a cámaras pues no quería que Mi-Suk se sintiera mal.

— Ya a sufrido demasiado como para hacerla sentir peor no demostrando mi amor solo porque pueden vernos – habían sido sus palabras.

Aquel hombre no tuvo más que estar de acuerdo con Namjoon, tampoco era como si fuera secreto después de que a la pequeña se le saliera admitir su amor por el líder en el fanmeeting.

— Daddy... ¿Habrá muchas personas? Siempre hay muchas personas... – dijo con un puchero.

— Si, mi amor. Pero recuerda, siempre te tendré de la manita, solo tenemos que saludar ¿si? – le dijo Namjoon para que tuviera más confianza.

Y así fue, una vez en el aeropuerto todos habían salido de la camioneta. Jungkook, V y J-Hope habían sido los primeros en salir, Jimin y Yoongi fueron los siguientes y hasta el final Namjoon y Jinnie iban tomados de la mano.

Las cámaras no tardaron en dispararse en cuanto los vieron y Namjoon se sintió aliviado de haberle puesto lentes de sol a la pequeña para que no le lastimara tanto la luz.

Pasaron por aquel lugar lo más rápido que pudieron hasta llegar al avión.

— Creo que no veo... – dijo la pequeña quitándose los lentes y tallándose los ojos.

— Lo sé, amor... Disculpa, pero pronto se pasará – dijo Nam un poco preocupado.

En cuanto llegó el momento de despegar abrazó a su pequeña y le tarareó aquella que ella no sabía era su canción.

Aquello la tuvo calmada en la peor parte, después vieron una película, series, se durmió un tiempo, coloreó un par de páginas de su librito, jugó en el celular de Nam, inventaron juegos, hizo dibujitos para todos. El camino estaba siendo demasiado largo, incluso ya la habían cambiado cerca de cuatro veces.

Eso estaba desesperando a Jinnie, todos estaban demasiado tranquilos. Hobi ni siquiera había entrado a Little y Yoonie había tomado todas esas horas para dormir sobre las piernas de Jimin, quién se encontraba tocando la punta de su nariz y de su lengua continuamente para quitarse lo entumido y no despertarlo.

Jinnie cruzó los bracitos enojada.

— ¿Ya casi llegamooooo...? – se quejó ella.

— Ya casi, amor. Mira te voy a enseñar – Namjoon empezó a buscar en la pantalla del avión la distancia que les quedaba.

Jinnie vio que era un pequeño tramo el que faltaba, pero pudo comprender las letras que decían que faltaba una hora.

— Todavía es mucho.... Ya aburrí – volvió a decir amenazando con llorar.

— No, no amor. No llores, ya no es tanto ¿quieres una nieve? – preguntó para distraerla.

Jinnie asintió con la cabeza.

Pidió a la asistente de vuelo una paleta de chocolate para la pequeña, quién la comió muy decidida manchándose toda.

Aquello podría ser otra distracción, esta vez merecía un cambio de ropa completo.

La dejó escoger su siguiente ropa, cambió su pañalito una vez más y le puso unas calcetas largas, una falda color menta y una blusa de estrellitas rosa.

Decidió peinarla con lo que más le gustaba últimamente, dos coletas y fue así que terminó el tiempo para llegar.

Volvió a abrazarla y tararear su canción para cuándo aterrizaron.

— Abre tus ojitos, bebé. Ya estamos abajo – le dijo abriendo la ventanilla para que ella pudiera ver.

Jinnie dio varios brinquitos de emoción. Estaba en otro país y no podía esperar a ver qué haría ahí.

Los chicos suspiraron, estarían a merced de tres monstruitos muy pronto y lo sabían perfectamente.

Un pequeño cuento de hadas 👑  | Finalizada |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora