10 Años despues...— ¡Matarlos a todos!— Le grito a los cuatro vampiros que hay enfrente de mi.
— Pero señor...
— ¡He dicho que los mateis!— Vuelvo a gritar, pero más fuerte.
— Si, señor.— Dice a la vez todos.
Desde que ese desgraciado se llevó mi princesa, la he estado buscando, pero nada, no la encuentro y los días pasan muy rápidos.
Hemos secuestrados a unos cuantos lobos de su manada, para que nos diga en donde mierda se encuentra ella, pero se niegan a hablar.
Si te niegas a hablar, mueres.
— Señor.— Me llama uno con la cabeza agachada y hago un ruido con la garganta, para que el continúe.— Uno a hablado.— Informa.
— ¿Que ha dicho?— Pregunto.
— Que la princesa está más cerca de lo que creemos.
— Y...¿Te a dicho donde?— Pregunto.
— No, señor.— Contesta.
— ¿¡Entonces para que mierda vienes!?
— Solo quería informar...
— Vuelve allí y sácale la información al completo y si no quiere hablar... dile que ire yo.— Le ordeno y el dándose la vuelta, se retira.
Me siento en mi trono y espero a que lleguen muevas noticias.
***
Cuando mis ojos comienzan a cerrarse por el aburrimiento, unos pasos acelerados hacen que despegue mi cabeza de mi mano y la eleve, para ver de quien se trata.
— Señor, el lobo a hablado.— Informa y asiento y con un movimiento de cabeza, le indico que hable.— A dicho que la princesa está en un pueblo pequeño que hay más o menos a unos quinientos metros.— Dice y se calla por unos segundos, pata después continuar.— Vive con su tío y su tía que tienen una niña en una casa de dos plantas.— Informa y asiento.
— ¿Que pueblo?— Pregunto.
— Se llama Silvinia, señor.— Contesta.
— No sabia nada de ese pueblo...— Comento al aire.
— Señor, desde que se mudo hace dos años, no a salido de casa.— Dice en un susurro temeroso.
— Verdad.— Concuerdo con el.
Hace dos años me mude en donde estoy ahora, una ciudad bastante apagada con pocos humanos y llena de vampiros. Menos mal que también pude trasladar mi castillo con magia de brujas.
— Consigue la dirección.— Ordeno.
— Señor, el lobo dice que no la sabe, pero como el pueblo es pequeño la encontrará fácil.— Explica.— Además de su olor, señor.
— Bien, ya te puedes retirar.— Ordeno.
Una vez el vampiro sale de allí, salgo velozmente del castillo y cuando a los pocos segundos estoy a las afueras de la ciudad, veo un pequeño y mugriento bar. Entro.
— ¿Que le pongo?— Pregunta un viejo cuando llego a la barra.
— ¿Donde está el pueblo Silvinia?— Pregunto directamente.
— A unos metros de aquí, encontrará un cartel con el nombre del pueblo que busca.— Dice limpiando la barra.— Pero ten cuidado, vampiro, ese pueblo está lleno de lobos.— Dice sin siquiera mirarlo.
Eso me asegura que ella está allí.
No digo nada y dándome la vuelta salgo del bar, para después comenzar a caminar.
Cuando llevo unos cuantos minutos caminando, me doy cuenta del gran cartel que ahí en la entrada, la cual es una carretera desierta. Con mi velocidad me paso el cartel que pone; Bienvenido a Silvinia y después de correr un poco en la carretera, llego realmente al pueblo.
Parece un pueblo normal y corriente, con edificios viejos y algún que otro bar lleno de viejos.
Esto es Silvinia.
Ese pensamiento me hace saber que he llegado muy rápido y que estoy a muy poco de encontrarla.
Ando por las pequeñas, pero espaciosa calles de ese pueblo y cuando escucho a lo que parecer ser dos lobos, me detengo y me escondo para que ellos no puedan verme.
— ...a la princesa le queda nada para coger el cargo del alpha.— Dice uno de los lobos.
— Si.— Dice en un suspiro el otro y el la forma que lo dice, se que no le hace gracia que su alpha vaya a ser mujer.— Poner a una mujer de alpha, es como llevar a un bar de tíos a una mujer y decirle que juegue a las maquinas, ¡No sabe! Y eso es lo que va a pasar.— Gruño por sus palabras y reteniendo el deseo de arrancarle la cabeza, sigo mi camino.
Como no respeten a mi chica, rodarán cabezas.
Y con ese único pensamiento, sonrio y continuo buscándola con la vista, el oído y el olfato, porque su aroma aparte de ser fuerte, es dulce y eso... me encanta.
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Estúpido Vampiro.
FantasiaElla era la presa y el cazador que deseaba su sangre, hasta que algo dentro de el le dijo que no. Ella no era su presa, ella era su compañera y terminaria siéndolo, porque no le quedaba de otra opción. ¿Podrán Strix y Abigail ser felices? Entra y lo...