Capítulo 1. *

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ᴍᴀʟᴅɪᴛᴏ ᴘsɪᴄᴏ́ᴘᴀᴛᴀ.


Me encontraba sentada en el sofá con un libro en la mano y un pañuelo en la otra, quien diría que un simple libro podría hacerte llorar tanto. Tan solo quedaba una página y cada palabra me hacía llorar como si no hubiese mañana. Llego al final de esta y descubrí que todas mis lágrimas fueron en vano, no tenía motivo para llorar, resultó que todo lo que pasaba en el libro era un engaño.

Me quiero morir.

La voz de mi madre me saca de mis pensamientos y hace que me sobresalté por la sorpresa, ya que llevó todo el día sola en casa.

- ¿Stella ya cenaste? Llevo hablándote una hora y lo único que decías era "No, tú no, por favor" a veces me das miedo.- Dice ella con un tono divertido, lo cual me hace querer rodar los ojos, pero eso sería iniciar la tercera guerra mundial.

- Sí.- Respondo cortante y vuelvo mi vista al libro, siento cierto vacío al saber que ya no leeré más sobre estos personajes y que no sabré más sobres sus locas aventuras, de las cuales me sentía parte, aunque no fuera así.

- ¿Por qué siempre eres así?- Dice mi madre con un tono molesto.

Respiro hondo y vuelvo mi mirada a ella.

- ¿Así cómo?

Sé perfectamente a que se refiere, pero simplemente estoy harta de lo mismo. El que no sea como ella quiere, le molesta, pero más me molesta a mí el hecho de que siempre quiera que cambie. Estoy harta de estas peleas absurdas.

- Que siempre respondas mal y andes con cara de culo.

Y ahí empieza todo, como siempre.

- No te respondí mal y simplemente no tengo ganas de hablar. Iré a mi habitación, ya es tarde.

Antes de que me diga algo más me levanto del sofá y me dirijo a las escaleras para llegar a mi habitación y evitar que empiece a reclamarme por mi forma de ser y decirme todo lo que hago mal.

Antes de llegar a mi habitación escuchó como empieza a pelear sola, sobre lo maleducada que soy y blablablá.

Una vez en mi habitación, cierro la puerta con seguro y me dirijo a la pequeña estantería que tengo en mi habitación, colocó el libro que hace unos minutos acabe y me dirijo a mi cama para luego dejarme caer en ella.

Reviso mis redes sociales y como es de esperar no hay ninguna notificación, me quedo fija viendo la primera foto que sale en mi feed de Instagram, hasta que algo más llama mi atención y es la notificación de un live, es de un amigo, si es que así se le puede llamar. Me hizo daño hasta decir basta y está como si nada, según el todo es mi culpa cuando en realidad solo es de él.
En fin, cosas que pasan, decido por meterme en su cuenta de Instagram y dejar de seguirlo, no quiero verlo y mucho menos saber de él.

A veces le damos mucha importancia a las personas que menos se lo merecen.

Suelto un gran suspiro y bloqueo el teléfono dejándolo sobre mi pecho mientras veo el techo.

Pienso en tomar un libro para distraerme y al final lo hago, una vez está en mis manos me siento en uno de los sillones individuales que hay al lado de la estantería. Tomo el móvil y pongo mi playlist favorita para leer, bajo el volumen para que se escuche solo un poco, veo la hora en mi teléfono y son las, 12:50. Suspiro y reflexiono, ¿Quién necesita dormir? ¿Qué es eso? ¿Se come?

Estaba tan centrada en la historia que al escuchar un ruido en mi balcón, pegue un grito y termine cayendo del sillón por el susto. Me río de mí misma por asustarme de ese simple ruido, porque lo más seguro es que sean las ramas del árbol que está en frente, siempre chocan con algo y hacen ruido obviamente. Supongo que hay mucho viento, así que ignoro totalmente el ruido y vuelvo a sentarme en el sillón tomando el libro entre mis manos, justo cuando voy a seguir leyendo, escuchó otro ruido, pero este proviene de la puerta corrediza de mi balcón como si la estuviesen intentando abrir.

El gran engaño (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora