Capítulo 44.

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ᴘʟᴇᴀsᴇ ᴅᴏɴ'ᴛ ʟᴇᴀᴠᴇ ᴍᴇ...


Sin pensarlo salí corriendo hacia el patio, al llegar vi a Harrison el el piso, sus ojos estaban cerrados y su camisa se teñía de rojo por la sangre, la mancha cada vez se hacía más grande y más intensa, empecé a gritar como loca para que llamarán una hambulancia. Todos estaban inmóviles sin poder creer que esto haya pasado, Alan entro a la casa y empezó a llamar a la ambulancia, yo comprobé si tenía pulso pero no lo sentía, empezaba a desesperarme, esto no podía estar pasando. Puse mi mano en su pecho presionando para que no saliera más sangre, pero aún seguía saliendo, presionaba con más fuerza, mis manos acabaron llenas de sangre... De su sangre, la sangre de la persona que amo y probablemente la única que amaré por el resto de mi vida, yo no iba a permitir que el muriera.

La ambulancia estaba llegando podía escuchar las sirenas a lo lejos, aparte la mirada de mis manos y por primera vez en todo este rato, vi su cara, su piel estaba pálida y sus labios levemente abiertos. Las lágrimas seguían saliendo y por un momento no sabía que era lo que pasaba a mí alrededor, escuchaba las voces de los chicos, escuchaba sus pasos y sentía la presencia de ellos, pero no me importaba nadie en este momento, nadie más que el.

Sentí unas manos alejándome de él y yo no lo permitía, eran los paramédicos de la hambulancia, rápidamente comprobaron sus latidos y al hacerlo ambos se dieron una mirada que no sabría explicar, pero sabía muy bien lo que significaba; estaba muerto.

Mi llanto descontrolado empezó a salir, desgarraba mi garganta, mi alma y mi mente al pensar en el, al pensar todo lo que perdí, no podía seguir con esto, no quería hacerlo.

Los chicos se acercaron a mí y me abrazaron, todos estaban con lágrimas en sus caras y todos decían que lo sentían, que sentían lo que me pasaba. ¿Por qué se disculpan? La única culpable fui yo, todos a mi alrededor mueren y permití que Harrison se acercara lo suficiente, hasta que fue muy tarde para el, para mí y para todos.

Ver cómo lo ponían en esa camilla y lo cubrían de pies a cabeza, me hizo sentir rota, sentía como miles de cuchillos atravesaban mi pobre y roto corazón, me destruían poco a poco, ardía por dentro.

Sentía como el aire empezaba a faltarme, mi garganta se cerraba más y más, no respira y sentía como las lágrimas caían por mis mejillas, puse mis manos en mi cuello, debido a la falta de aire. Jared se acercó a mí al verme así.

- Respira.- Dijo poniendo sus manos en mis hombros. Yo negué, no podía.- Blair, si puedes, eres fuerte, vamos hazlo conmigo. Inhala, 1, 2, 3, exhala, 1, 2, 3...- Logré hacerlo a medias.- Otra vez, Inhala, 1, 2, 3... Exhala, 1, 2, 3... Bien Stella, bien, poco a poco.

Repetimos esos ejercicios por unos minutos hasta que pude respirar bien, aunque hubiese deseado no hacerlo.

- Saldremos adelante.- Dice Alan, una vez que Jared se alejó más de mi, puso su mano en mi hombro de manera reconfortante, pero eso no me ayudaba. Quería venganza, si esa persona, sea quien sea, se atrevió a arrebatarme a la única persona que lograba darme paz y felicidad, yo me encargaría de arrancarle su felicidad y su estúpida, y miserable vida.

- ¿Estás bien?- Es la pregunta más estúpida que he escuchado en mi vida, Allison me mira con preocupación.

- ¿En serio me estás preguntando eso?

- Lo siento.

No dije nada más y nadie más hablo, de cierta forma lo agradecía, porque no quería escuchar a nadie.

Las horas pasaron un todos se fueron a duchar y a cambiar, yo también lo hice, quería estar en la ducha, llorar en soledad y aniquilar mi mente lentamente recordando todo lo que Harrison y yo vivimos. Salí de la ducha y me envolví en una toalla, salí de ese baño y al hacerlo vino a mi el recuerdo de ese día en el que Harrison me llevo a la fiesta de Hunter, ese día en el que tuve que cambiarme aquí... Las lágrimas siguen corriendo por mi cara. Voy hasta su clóset y tomo una de sus sudaderas y veo uno de mis leggins doblados ahí, había una espacio en su clóset para mí...

Me vestí y me acosté en su cama, se que los chicos ya habrán regresado de sus casas, se que hacían turnos para irse, no querían dejarme sola, me daban mi espacio pero se que están aquí pendientes de mi. Me di la vuelta en la cama y su olor me hizo llorar con más fuerza, su cama olía a él y a su perfume, tome su almohada y la abracé como si no hubiese mañana, lloré en silencio hasta quedarme dormida.

- Estarás bien sin mi...

- No lo estaré Harrison, te necesito conmigo.

- No me necesitas Stella, eres fuerte y se que podrás superar esto...- Posó su mano en mi mejilla.- Se que me superarás.

- No... No me dejes...

- Debes dejarme ir...

- Te quiero... Por favor no te vayas.

- Yo también te quiero, reina, pero debes aprender a soltar...

- Por favor...

- Te amo, Blair.- Su voz suave, su hermosa sonrisa, sus ojos oceánicos era todo lo que estaba bien... No quería que esto pasará, era muy pronto para poder despedirme. Dejó un beso en mi frente y se alejó, todo era oscuridad.

Desperté sobresaltada, buscando a Harrison, deseando que todo esto fuese una horrible pesadilla, pero la realidad golpeó sin piedad; el no estaba y no estará.

- Te amo, Blake...- Salió de mi en un hilo de voz...

El gran engaño (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora