Capítulo 29.

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ʟᴀs ᴄᴏsᴀs sɪᴇᴍᴘʀᴇ ᴘᴀsᴀɴ ᴘᴏʀ ᴀʟɢᴏ sᴛᴇʟʟᴀ...

Despierto y todo sigue en total oscuridad, estoy en el suelo, hace frío y siento un dolor insoportable en la cabeza.

Lo primero que pasa por mi mente es Harrison, el estaba conmigo y a él también le hicieron lo mismo que a mí.

- ¿Harrison?- Digo, pero no recibo respuesta y eso me preocupa.- ¿Harrison?- Repito pero sigue sin haber respuesta.

Intento levanto pero tengo una cadena en mi cuello la cuan impide que me mueva.

Empiezo a escuchar voces acercarse, así que me desespero aún más.

- Ya despertó.- Dice una voz femenina e inmediatamente las luces del lugar se prenden.

Me cuesta un poco adaptarme a la claridad así que cierro mis ojos un par de veces. Veo una habitación deteriorada, hay moho en las paredes y unas cuantas ratas escondiéndose, eso me dio asco.

Escucho como abren la puerta y ahí aparece Carter, con una sonrisa.

Hijo de puta.

- ¿Qué pasa Stella, no te gusta la habitación?

- ¿Donde está el?

- ¿Tanto te importa?- Dice con incredulidad.- El problema no es con el, solo lo golpeamos y lo dejamos en su casa.- Suelto el aire que no sabía que retenía.

Carter se acerca a mí y se pone a mi altura, empieza a reír por la satisfacción que siente en este momento, de verme así.

- Al fin estás cómo siempre has tenido que estar, amarrada como la perra que eres.- Dice sonriente.

Por el enojo que siento en este momento no soy consciente de lo que hago, así que estampó mi mano contra su asqueroso rostro. El me mira con rabia y empieza a golpearme.

- Tienes que parar.- Vuelve a escucharte la voz femenina de antes, pero lo hay nadie presente o por lo menos no en mi campo de visión. Carter me da un último puñetazo para luego levantarse.

Siento el sabor metálico de la sangre en mi boca, todo mi cuerpo está adolorido, pero por lo menos me siento feliz de saber que Harrison está bien.

Tal vez nuestra historia nunca iba a tener el principio que merecía, tal vez nunca debió comenzar... Tal vez este era su final...

Vuelven a apagar las luces de la habitación y empiezo a escuchar a las ratas caminar por ahí, los escucho roer los pocos muebles que hay en la habitación. Siento como caminan por mis pies.

Odio esto.

Vuelvo a escuchar el sonido de la puerta pero esta vez las luces no se prenden, las pisadas se hacen presentes en la habitación.

- Toma.- Dice esa voz femenina, deja en mis manos una bandeja y luego escucho como se aleja.

La puerta se vuelve a cerrar y las luces se encienden, en mis manos hay una bandeja con una botella de agua y una manzana, por más que quisiera no tomar nada, necesito beber agua. Así que lo hago.

Después de eso todo se vuelve negro.

Narrador omnisciente.

Stella cae al suelo después de tomar el agua, la cual contenía una droga especial, la cual hace que te duermas por un par de horas.

El gran engaño (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora