Capítulo 38.

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¿ᴀᴍᴇɴᴀᴢᴀs?

Alan salió de la comisaría y empezó a gritarle a Harrison el cual solo reía, fuimos a casa y Alan seguía gritándole, parecía un loco y eso le causaba gracia a Harrison, yo solo veía la escena con atención, me gustaría tener palomitas de maíz, en este momento, así disfrutaría mejor de esta "función".

Mi teléfono empieza a sonar, lo tomo y veo el nombre de Oliver. Harrison y Alan siguen el lo suyo así que me alejo un poco para poder hablar.

- Hola.

- Hola, Stella ya Harrison salió de la cárcel, gracias a su prima o eso me dijeron.

- Lo sé.- Digo riendo, ya que no fue ninguna prima, fui yo.- Fui yo la que ayudó a salir a Harrison, bueno yo y nuestro abogado.

- ¿Qué?- Dice y se nota cierta sorpresa en su tono de voz.- Me dijeron que era rubi... Estoy en 15 en tu casa.

- Vale, trae helado y palomitas de maíz.

- Está bien.

Termina la llamada y yo suspiro, siento la mirada de Harrison en mi, volteo a verlo y Alan aún está en lo suyo. Sonrió y este rueda los ojos por Alan.

- ¡ME METIERON EN LA CÁRCEL POR TU CULPA!- Dice Alan con notoria irá, la vena de su frente se marca y su cara está roja.

- ¿Mi culpa?- Dice Harrison sin poder creer lo que Alan acaba de decir. Juro que quiero reír por toda esta situación pero no quiero que me griten o me miren mal.- Claro por qué yo te dije, ve y golpea a un policía Alan, hazme compañía en la cárcel.- Dice con ironía. En parte Harrison tiene razón, pero esas no son bromas y entiendo perfectamente que Alan se preocupara tanto.- Podías entrar como una persona normal y preguntar por mí.

Alan no dice nada y yo tampoco, Harrison tiene razón, no era necesario agredir a alguien para poder intentar hablar con Harrison, de hecho fue una estupidez, pero la verdad yo no sé cómo actuaría yo si estuviera en la situación de Alan, así que diré que lo entiendo.

El sonido del timbre me saca de mis pensamientos, doy media vuelta y me dirijo hasta la puerta para abrirle a Oliver, el cual está totalmente empapado por la lluvia, hasta ahora soy consciente de que está lloviendo, cuando veníamos solo habían un par de nubes. La cara de Oliver es de espanto.

- Ay dios mío querido, ¿Qué clase de ideas se le pasan por la cabeza a esta muchacha?- Dice poniendo la mano en su frente y niega con la cabeza.

- ¿No te gustó mi cambio?

- Te ves muy diferente... Casi pareces Harrison versión mujer y con ojos verdes.- Dice con los ojos muy abiertos.- ¿No era mejor comprar una peluca?- Tengo que admitir que no lo pensé bien, pero en mi defensa no se ponerme las pelucas y que queden bien, siempre que me las pongo se nota que es una peluca, ya que queda algún mechón fuera.

- ¿Piensas pasar o quedarte ahí?- Cambio de tema y ruedo los ojos. Oliver por otro lado me sigue mirando atónito. Sale de su trance y entra a la casa.- Traeré una toalla.

Subo las escaleras para buscar la toalla y algo de ropa seca, entro a mi habitación y busco ropa que Harrison a dejado aquí, tomo uno de sus leggins y una sudadera. Bajo y le tiendo todo a Oliver.

El gran engaño (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora