Capítulo 8. ✓

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ᴄᴀsᴛɪɢᴀᴅᴀ, ᴄᴏɴ ᴇʟ ᴘsɪᴄᴏ́ᴘᴀᴛᴀ ᴇɴ ᴍɪ ʙᴀʟᴄᴏ́ɴ.

𝐸𝑑𝑖𝑡𝑎𝑑𝑜.

Llegue a casa y como suponía, mi madre me castigó, sin teléfono, ni nada electrónico donde pueda acceder a mis redes sociales. A pesar de que no hablo con nadie y que nunca he hecho nada que se pueda considerar malo, ella sigue desconfiando de mi. Su escusa para quitarme todo fue: "Te estás descarrilando, yo no sé con quien hablas tú que te está cambiando." Yo no proteste porque de hacerlo sería aumentar su desconfianza hacia mí, no ocultó nada pero tampoco me gusta que toquen lo que es mío, me gusta tener mi privacidad, pero al parecer aquí eso no existe.

Suspiro recordando la gran discusión que tuvimos. Agradezco haber avisado a Jared sobre lo que pasaría y que le escribiría cuando volviera a tener mi teléfono, este solo dijo "Esta bien, cuidado con el demonio de ojos azules" y una carita guiñando un ojo. Luego guarde el chat y apague mi teléfono para tenerlo listo cuando ella me lo pidiera, no me sentía bien para pelear, así que solo accedí a lo que pedía y asentí a todo lo que decía. No hable, solo la escuchaba gritar.

Estoy en mi cama viendo hacia el techo, la puerta de mi habitación está abierta, porque ahora tampoco puedo cerrarla hasta que me levante el castigo.

Empecé un libro para distraerme pero me era imposible concentrarme en el, mi cabeza estaba en otro lugar y por más que me esforzará en prestar atención al libro, menos podía hacerlo.

En mi cabeza solo estaba Harrison, Jared y la fiesta, lo tranquila que estuve, lo bien que me la pase o por lo menos en lo poco que recuerdo estuve bien, lo libre que me sentí ese día... Lo viva que me hacía sentir estar fuera, no pensar en que tengo y que no tengo que hacer, en lo que está bien y lo que no. Por un momento fui yo, sin importar nada y es algo que siempre le agradeceré a Harrison, el maldito psicópata logró que me sintiera bien y que dejara de pensar en todo por un segundo.

Ese idiota me confunde, actúa como si nos conociéramos de toda la vida y la confianza que me transmite es igual, pero nos conocemos de 3 días. ¡3 días! Y me ha ayudado con tantas cosas sin saberlo, ha hecho más en 3 días de lo que pudo hacer Carter en 1 año, y no me refiero a la manera romántica, me refiero a la amistad...

Sonrío al recordar lo bien que me la pase ese día y un poco del otro, cuando Harrison y yo vimos una película, no recuerdo cual era el nombre porque lo único que hacíamos era burlarnos de lo que pasaba en la película o simplemente hablábamos de cosas triviales.

Giro mi cuerpo hasta quedar boca abajo poniendo mi cara en la almohada.

Recordar que mañana lunes volveré a lo aburrido y rutinario de mi vida, me frustra. Mi madre convenció a los profesores para que los ayudara con los arreglos de la graduación, la cual es en una semana, tendré que ir al instituto a las 10 de la mañana y saldré a las 6 de la tarde. Suspiro por la frustración que siento en este momento.

- Blair llevo 15 minutos aquí y has suspirado 5 veces de la misma forma. Y ni siquiera has notado mi maravillosa presencia.

- Lo que me faltaba, el psicópata narcisista.

- Uy, eso no era lo que decías ayer...- Giro mi cabeza para verlo y ahí está el, con su estúpida sonrisa y el maldito hoyuelo en su mejilla.

- Agh, te odio.

- Me amas.- Dice sentándome en el suelo, al lado de mi cama.

- ¿Que quieres de mí, Blake?

- No negaste que me amas, Blair.- Dice en tono burlón, ignorando mi pregunta, yo solo ruedo los ojos, me giro para estar más cómoda y así verlo.

El gran engaño (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora