Capítulo 21.

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ᴅᴜᴅᴀs...

A pesar de que Harrison estuvo conmigo toda la noche, me era imposible dormir, Carter venía a mi mente cuando lograba quedarme dormida, las pesadillas siempre estaban presentes. Harrison se quedó despierto y siempre que tenía una pesadilla el estaba ahí para calmarme.

Había algo que no salía de mi cabeza, fue algo que dijo Carter «La reaparición de la garrapata rubia» era más que obvio que hablaba de Harrison.

¿Harrison ya había estado presente en mi vida?

Siempre pensé que lo que decía Harrison de conocerme desde hace tiempo era broma, nunca lo tome en serio porque yo no lo recuerdo.

Si lo conociera lo sabría, ¿no?

Ahora lo que Harrison me dijo ayer viene a mi mente, «No sabría que hacer con mi vida si te perdiera de nuevo», mi curiosidad aumenta, así que me doy la vuelta para quedar frente a Harrison el cual está con los ojos cerrados pero sé que no está durmiendo, no ha podido hacerlo por mi culpa.

- ¿Harrison?

- ¿Si?- Dice con tranquilidad, abre sus ojos y me mira con atención.

- ¿De que nos conocemos?

- Entre a tu habitación... Te asusté, te enamoraste perdidamente de mí y bueno aquí estamos.- Bromea y yo ruedo los ojos con una sonrisa en mi rostro.

- Hablo en serio, Carter hablo sobre tu reaparición y tú...

- No pienses en eso ahora, pronto te mostraré todo, pero ahora descansa.- Dice con tono suave, posa su mano en mi mejilla y acaricia esta parte con su pulgar. Pero esta vez su toque me causa dolor y eso hace que haga una mueca.- ¿Te duele?- Deja de tocar mi mejilla y yo asiento. Lo veo fruncir el ceño, se gira para poder prender la luz de su mesita de noche y voltea a verme. Su mandíbula se tensa y en su mirada hay rabia.

- ¿Qué pasa?- Digo preocupada por su cambio de humor.

- Te duele por el golpe de ese imbécil.- Dice entre dientes y a mi mente viene el recuerdo de Carter golpeándome, por un momento había olvidado eso.

- Ven.- Digo para que Harrison se acerque más a mi y así poder abrazarlo. Necesito estar entre sus brazos y sentir esa seguridad que solo el puede transmitirme.

Se arrima un poco más hacia mi pero es el quién me abraza, y deja pequeños besos en mi cabeza, acaricia mi hombro con suavidad, con miedo de que su tacto pueda romperme, es cuidadoso y me gusta.

- ¿Cómo lo haces?- Pregunto al ser consciente de todo lo que este hombre es capaz de hacerme sentir, la tranquilidad, el cariño y esas explosiones que siento cuando me besa.

- ¿El que?- Pregunta confundido.

- Lograr que pueda estar tranquila... ¿Cómo haces que deje de sentirme insegura o insuficiente por un momento?

- No eres insuficiente, cariño, eres más que suficiente. Yo no hago nada, solo te trato como debes ser tratada.- Dice dejando un beso en mi frente y no puedo evitar sonreír ante sus palabras.- Y la persona que diga lo contrario, seguramente esta mal de la cabeza.

El gran engaño (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora