Capítulo 3. *

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ᴇʟ ᴘsɪᴄᴏ́ᴘᴀᴛᴀ ᴀʟ ʀᴇsᴄᴀᴛᴇ.

Acepto que lo que me pidió la vieja esa no es tan malo como pensé, pero su hijo tiene la peor reputación en todo el instituto. Se graduó hace 1 año y sigue siendo el gran rumor del instituto, un chico sin futuro que solo juega con las mujeres.

Genial, una ganga.

Llegué a casa hace más de una hora y aún no sé qué ponerme para mi magnífica cita, una a la que me muero por ir. (Nótese el sarcasmo)

Bufó ante mi pensamiento y optó por ponerme unos vaqueros negros, con una sudadera gris que dice "Fuck off" y mis Vans negras.

Me siento en el sillón de la sala y como siempre, estoy sola en casa. Tomo mi teléfono y me entretengo viendo vídeos, hasta que son las 4:20 de la tarde, sé que llego tarde, pero lo estoy haciendo a propósito, no quería tener que salir con este mono sin oficio.

Llego a la cafetería donde quedé con el grandísimo, Oliver Williams, veo la hora en mi teléfono y faltan solo diez minutos para que sean las cinco de la tarde, lo hice esperar casi una hora, espero que el imbécil haya entendido la indirecta y se haya ido.

Pero como siempre mi suerte me abandona y justo cuando voy a abrir la puerta, escuchó un carraspeó, volteo y ahí está mi maravillosa cita.

Qué día de mierda, estoy teniendo.

Abro la puerta sin prestarle atención o dirigirle palabra y me siento en una mesa cerca de la ventana, este me sigue.

- Hola niñata, soborna profesores.- Dice este con una sonrisa burlona.

- Hola mono sin oficio, al cual su madre le tiene que buscar citas.

No puedo evitar soltar un suspiro de cansancio y rodar los ojos cuando escucho que se ríe.

Lo había visto un par de veces en el instituto, pero nunca le preste atención suficiente, por todos los rumores sobre él.

Es alto, no tanto como el psicópata de la madrugada, pero es más alto que yo, tiene los ojos verdes y el cabello marrón y un poco largo, le llega un poco más abajo de la oreja, tiene un piercing en su oreja con un pequeño dije de un avión de papel. Sus manos son grandes y en sus dedos adornan 3 anillos, los cuales llaman muchísimo mi atención.

Vuelvo mi vista hacia su cara para que no noté que lo he estado mirando sin disimulo alguno, a lo que este me mira y sonríe arrogante. Eso me hace saber que lo ha notado.

- ¿Ya terminaste de verme con detenimiento? Literalmente me comías con la mirada.- Dice en un tono divertido y sonríe de lado mordiendo su labio inferior.

- Ya quisieras... Mis gustos no caen tan bajo, Williams.

Dirijo mi vista a la pequeña carta que hay en la mesa, con todos los batidos y postres que venden. Me decido por un batido de oreos con una tarta de chocolate. La camarera toma nuestras órdenes y el simio que tengo al frente pide solo un batido de vegetales.

- Cuéntame, Blair, como acabaste aceptando esto.- Dice señalándonos.

- No tenía opción, tu madre me dejó muy claro que si no aceptaba no me graduaría.

Suelto un bufido y miró por la ventana del lugar.

«Desearía irme.»

- Si quieres puedes hacerlo.

- ¿Qué?- Pregunto confundida regresando mi mirada a él.

- Irte, si quieres puedes hacerlo.

- ¿Lo dije en voz alta?- Pregunto mordiendo mi labio inferior, sintiéndome un poco mal por eso. Él solo se limita a asentir y luego mira a la chica que se encarga de traer nuestras bebidas.

El gran engaño (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora