Nueva Vida.

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A la mañana siguiente al abrir los ojos, la felicidad me invade. Jamás hubiera imaginado esta situación. Despertar siendo jefa de una mafia, con el amor de mi vida durmiendo a mi lado y con un dolor de piernas que recordaré toda la vida.

"Buenos días muñeca." Ahí está, su voz de recién despertado que hace que se forme un cosquilleo en mi estómago. "Buenos días machote." Ese apodo se ha quedado ya entre nosotros, aunque a él ciertamente le molesta.

"¿Quieres ya ponerme de mal humor desde la mañana?" pregunta mientras me lanza la almohada a la cara. "Si luego te quitas el enfado con una buena ronda de sexo no me importa." Su cara se alegra al escuchar eso.

"Me voy a ir a correr por la calle, ¿vienes?" Su pregunta es bastante absurda. Me gusta hacer deporte, pero correr es una actividad que odio. Siempre he pensado que es de cobardes.

"Lo siento pero he quedado con Natasha para ir de compras." Es cierto, no es ninguna excusa. Nat y yo quedamos en que íbamos a irnos de compras como en tiempos antiguos. "Está bien, ya sabes que tienes acceso completo a mi tarjeta."

Ignoro su comentario y me despido de él. No me gusta que me deje su tarjeta. Por mucho que me quiera mimar, me parece mal, no soy una persona que se gasta poco dinero en compras.


Ya hemos llegado a la zona de las tiendas. Por el camino le he contado la nueva noticia. Se ha alegrado mucho por mi, incluso se está planteando si ella debería de hacerlo.

Entramos en una tienda de ropa de gala y caminamos por ella como si fuera nuestra casa. Las dependientas nos conocen a la perfección, por lo tanto nos enseñan los modelos que creen que más nos van a gustar.

Nat se fija en uno precioso. Es rojo, apretado y con la espalda al descubierto. Simplemente es muy ella. "Me lo llevo." La dependienta nos sonríe y lo guarda en el mostrador junto con el resto de ropa que hemos comprado.


Al final de las compras, salimos cada una con cinco bolsas en las manos y más de diez de los grandes gastados. Hemos comprado absolutamente de todo, hasta algún que otro regalo para nuestros hombres.

En mi caso, he optado por comprar una preciosa cadena de oro. Sé que a James le encantan. Además, también le he comprado una fragancia que huele de maravilla.

Nat en cambio, ha comprado algo más acorde con Steve. Un rolex. Steve es un chico más clásico que James, por lo tanto cualquier objeto clásico lo vuelve loco, y más aún si sabe que viene de parte de su querida chica.

"¿Qué tal si esta tarde nos la tomamos libre de hombres y nos vamos a un balneario? Así podemos ir más relajadas a trabajar." La idea que propone Nat me agrada. "Me gusta como piensas." Ella sonríe y ambas nos montamos en su coche para ir hasta el balneario al que solía ir antes de que ella llegase a Nueva York.


Nada más pagar, la recepcionista nos guía hasta los vestuarios. Ahí nos cambiamos y seguidamente entramos a la zona en la que están las piscinas, jacuzzis y demás.

"¿Y qué tienes pensado hacer en la mafia?" La pregunta de Nat me la llevo haciendo desde que he aceptado entrar en ella. Y siendo honesta, no tengo una respuesta clara.

Los primeros días que supe lo que hacía James, me parecían cosas inhumanas. Que si drogas, que si secuestros, que si asesinatos... Todo eso me venía muy grande, hasta hace un tiempo.

Conforme ha pasado el tiempo, mi mente ha evolucionado, y ciertamente no para bien. Ahora que llevo más tiempo dentro, no veo tan mal las cosas que hacen. Es más, muchas veces he soñado con ser yo la que apretaba el gatillo o la que se pegaba esos fiestones de los que siempre he oído hablar a James.

Night ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora