Sorpresa.

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Tras pasar la noche del veinticuatro y la mañana del veinticinco celebrando Navidad, no puedo ni con la ropa. Mi cuerpo necesita descansar. Además de el alcohol, de James. Desde que me dio la noticia no paramos de follar como animales.

Me tumbo en la cama y miro al techo durante aproximadamente los próximos quince minutos. Aún no puedo creer que James me haya pedido matrimonio de una forma indirecta. Por supuesto que quiero casarme con él. Este tiempo a su lado solo me ha ayudado a aclararme que es el amor de mi vida.


Finalmente me despierto y miro hacia los lados. A pesar de que estoy en la habitación de James, me cuesta reconocerla. Sorprendentemente estoy sola, no hay nadie durmiendo a mi lado. Cojo mi móvil pero está sin batería. Gruño.

Me lleva diez minutos incorporarme pero al final lo consigo. Yo creo que aún sigo borracha. La cabeza no para de darme vueltas y hasta escucho un leve pitido. Estoy a punto de salir por la puerta cuando me doy cuenta de que estoy desnuda.

Miro hacia la cama y veo que mi ropa está desperdigada por el suelo. Me acerco a recoger mi ropa interior pero me doy cuenta de que está completamente inservible. Maldigo en alto y cojo un tanga del armario y una camiseta de James.

Reviso que no falta ninguna parte importante de cubrir y salgo. La casa está en silencio. Ni siquiera se escuchan los ronquidos de Sam. Voy hasta la sala principal y en el suelo me encuentro con el novio de Olivia. Sigue dormido, y en una postura bastante mala para el cuello.

Sigo caminando y cuando salgo a la terraza veo a James. Está dormido en una de las tumbonas cercanas a la piscina. Y en esta, está Sam. Gracias a Dios está sobre una colchoneta que no tengo ni idea en qué momento ha llegado aquí.

Camino hacia James y me tumbo encima suya. Le doy una serie de besos húmedos en el cuello y por fin hace amago de despertar. Sus brazos se estiran lo máximo que pueden y seguido sus manos se dejan caer en mi culo apretando con propiedad.

"Buenos días grandullón" susurro en su oído mientras dejo otro beso en su cuello. "Buenos días pequeña" gruñe con amor. Sus manos masajean mi culo con cariño y poco a poco siento cómo su dureza presiona contra mi vientre.

"Está Sam en la piscina, ojo con lo que haces." Su boca esboza una sonrisa y magrea mi trasero aún más. "No me digas esas cosas que sabes que me gusta el riesgo." Pongo los ojos en blanco y me incorporo quedando sentada en su regazo.

"Tenemos todo el día para nosotros, tranquilo." Lo beso, le acaricio la nuca y me tumbo de nuevo para dormir un rato.


Pasadas tres horas, despierto del trance. Probablemente hayan sido las horas de sueño que más he aprovechado a lo largo de mi vida. Realmente estaba muy cansada.

Ya no queda nadie en casa, incluso James se ha ido.Supongo que se habrá ido a correr como la mayoría de las mañanas. Eso o está trabajando, cosa que dudo mucho siendo el día de Navidad. Y hablando de eso, debería llamar a mi familia para felicitarles.

Subo a mi habitación a por el móvil pero recuerdo que no lo puse a cargar. Lo enchufo a desgana y mientras se carga voy a la ducha, que de verdad la necesito. Subo la temperatura un par de grados más y entro. Cuando me ducho me gusta salir con el cuerpo completamente rojo por el calor.

Marco el número de casa y espero a que cojan. Al principio me pongo nerviosa pero cuando escucho la voz de mi madre me alegro por completo. "Feliz Navidad mamá." Ella grita y me felicita de la misma manera. "Has tardado mucho en llamarnos. Lo único que sabemos de tí es lo que nos ha contado Blair.

Al oír su nombre se me pone una sonrisa en la cara. Blair es mi hermana, aunque solo compartimos padre. Es cinco años menor que yo y muy poca gente sabe de su existencia. Se podría decir que solo lo saben Natasha y Yelena. James no sabe nada.

Night ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora