Grandes Decisiones.

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Muchas preguntas inundan mi cabeza. Pero en lo que más pienso es en James. Él sabe que estoy viviendo un infierno. Probablemente ese haya sido el motivo de la muerte de Victoria, informar.

"Ahora que ya estamos solos, retomemos lo de anoche." Una sonrisa torcida se pone en su rostro. Quizá en otro momento me hubiera asustado, pero después de haber visto morir a Victoria, la adrenalina solo me pide una cosa. Venganza.

"¿Acaso no has...?" interrumpo. "Hasta aquí hemos llegado Strange. No vas a conseguir que esté a tu merced ni aunque me drogues con cantidades como para elefantes." Él me mira sorprendido pero no borra la sonrisa de su cara.

"Oh darling, ya verás que pronto tardas en estar arrodillada ante mí." Saca el móvil de su bolsillo y parece buscar algo. Finalmente lo encuentra y me lo enseña. "Si no quieres que le pase nada ya sabes qué hacer."

La pantalla del móvil enseña cómo Natasha está atada de pies y manos a una silla mientras dos hombres la vigilan sin perder ni un solo movimiento.

"No le hagas nada, ella no tiene nada que ver con esto" suplico pero no le importa en absoluto. "Eso depende de tí. Si haces lo que te ordeno, tu amiga no sufrirá. Pero si desobedeces cualquiera de mis órdenes, la candente pelirroja será tomada por varios hombres.

Solamente con pensar en la imagen siento asco y miedo. "Tú decides, ¿me ayudas y salvas a tu amiga o no?"

Es una decisión muy importante, pero ya la he tomado. Natasha no va a sufrir las consecuencias de un asunto en el que ni siquiera está involucrada. "Tú ganas Strange, ahora suéltala."

El moreno se alegra y se acerca a mí. "Cuando esté satisfecho con mis necesidades les diré que la suelten." Intento reprochar pero sus labios toman los míos bruscamente. Su lengua repasa todos los rincones de mi boca.

Cuando nos separamos sus manos me arrastran hasta su dormitorio. A pesar de que llevo aquí varios días, no lo he visto todavía. Es una habitación simple con el negro como color predominnate.

"Túmbate boca arriba." No me queda otra opción que obedecer. Miro al techo y en este instante se me pasa por la cabeza la cara de James, Natasha, Wanda, Sam, Steve, Thor, Tony... incluso la de Loki.

En medio de mis pensamientos, la cálida mano de Strange me quita la poca ropa que llevo encima. Sus movimientos son suaves y dulces, nada que ver con él o con la situación.

"No tengas miedo, recuerda que estoy enamorado de tí hasta las trancas y que no te voy a hacer daño." Tristemente lo que dice es cierto. Pero más triste es que no pueda hacer nada para conseguir solucionar todo.

"Tienes una piel tan suave... Podría pegarme horas y horas acariciando." Y quizás en otras condiciones no me hubiera importado. Cierro los ojos e intento aguantar las lágrimas que amenazan con salir.

Su cuerpo cae sobre el mío y emana un poco de calor. Es el momento. Esta vez sí que no va a parar. Sus dedos rozan mi centro y yo gimo de sorpresa, no de placer. Poco a poco introduce uno dentro y lo mueve como si conociese perfectamente el lugar exacto en el que tiene que tocar.

"Estás tan apretada... Jamás pensé que te tendría entre mis brazos. Tanto tiempo vigilando desde lejos que se veía imposible. Hasta ahora." Intento preguntar por lo que acaba de decir pero sus dedos van más profundo.

Grito de dolor. No estoy lubricada y duele. Las embestidas son cada vez más rápidas, aunque de nada sirve ya que probablemente me cueste llegar una eternidad.

"Vamos darling, quiero que te corras en mis dedos." Una lágrima cae por mi mejilla. Él no debería estar haciendo esto. Yo no debería estar aguantando esto. Natasha no debería estar allí abajo.

Siento que mi centro se irrita y gracias a ello los movimientos duelen el doble. Grito fuerte y finjo un orgasmo con el propósito de que se lo crea. Funciona. "Creo que es suficiente por ahora" anuncia. "Descansa, a la noche tenemos una fiesta importante."

Asiento con lágrimas y antes de que se vaya lo detengo. "Suelta a Natasha. Ya has tenido lo que más ansiabas. "

Stephen agarra el móvil y en un tono medianamente alegre le pide a sus hombres que la suelten.


Más tarde ese mismo día, me encuentro agarrada al brazo del moreno haciendo "oficial" nuestra relación. Muchas personas que supongo que son importantes, se han acercado para darnos la enhorabuena. A lo que he tenido que responder con una fingida sonrisa.

Me siento en un sofá apartado de la marabunta y cierro los ojos. De pequeña, cuando algo no estaba bien, simplemente me imaginaba que sí. En sus días me ayudó mucho, así que por probar tampoco pierdo nada...

Estoy con los ojos cerrados imaginando que todo va genial cuando siento que me cubren la cabeza con una tela y me arrastran del lugar. Intento gritar con fuerza pero una mano me cubre la boca por encima del material suave.

Me desoriento y de repente no sé dónde estoy. Siento cómo me suben a un coche y este arranca a toda pastilla por lo que supongo que es la carretera principal.

El trayecto a donde quiera que vayamos no es muy largo pero lo suficiente como para que caiga dormida como un tronco. Probablemente me hayan drogado para que pierda por completo la noción del tiempo.

Al despertar, siento un colchón debajo de mí. Una mezcla de olores me golpea pero no consigo diferenciar ninguno. La habitación está en completo silencio. Intento moverme pero una mano me mantiene quieta.

"¿Dónde estoy? ¡Quitarme la venda!" pido pero no obtengo respuesta. Aunque sé que me están ignorando ya que oigo sus respiraciones alrededor de la habitación.

De repente, siento un alivio en mis muñecas. Las bridas que las estaban restringiendo la movilidad desaparecen. Al igual que las de los pies. Sea quién sea el que me haya secuestrado, está llevando a cabo un plan.

Unas voces hablando en ruso me sorprenden y me asusto. No entiendo nada de lo que dicen. James me enseñó un poco pero para nada eran frases tan largas. "¿Pueden quitarme esto de la cabeza?"

Aunque mis manos están libres de bridas, siguen vigiladas por esos hombres. Así que ni siquiera me molesto en probar a quitarme la tela de la cabeza.

Los hombres vuelven a hablar pero esta vez en español y hacia mi. "Esperar parada. Jefe aparecer enseguida." Pensaba que eran rusos, no indios, vacilo en mi mente. Aunque no sirve de mucho.

Y mientras espero, la puerta de la habitación suena. Escucho cómo las zancadas de la persona se van acercando hasta quedar justamente a mi lado. La tela que cubre mi cabeza desaparece poco a poco hasta que los primeros rayos de luz me ciegan.

Intento enfocar con rapidez pero no veo nada. No hasta que su figura se pone delante de mí. 

Night ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora