Vuelta a la Rutina.

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Tras pasar unos días asegurándonos que volver a casa es seguro, lo hacemos. Otra vez estamos de vuelta en mi querida Nueva York. Otra vez voy a poder ver a mi familia.


Natasha y yo nos hemos estado encargando de los asuntos relacionados con la mafia. Y a decir verdad, conforme han ido pasando los días se nos ha hecho mucho más fácil. Los contactos con los que se relacionan nuestros hombres no suman más de media neurona si tienen que hablar con una mujer.

Por lo tanto, hablando de números, hemos obtenido ganancias importantemente altas gracias a sus pequeños despistes. James, Steve y Sam se han quedado sorprendidos de lo bien que nos hemos adaptado a la situación.

Y relacionado con Strange, no ha habido muchos avances que se diga. El confidente de James ha conseguido encontrar dónde está alojado pero nada más. No sabemos a qué está esperando, o si va a buscarme... No sabemos nada. Stark se ha pasado también un par de días por aquí para intentar pensar un plan.


Pasadas las siete de la tarde, entro en mi habitación y saco del armario un conjunto nuevo. Esta noche vuelvo a los escenarios. Los hermanos fueron informados de la situación por Stark, así que supongo que antes de entrar a trabajar tendré que responder alguna que otra pregunta.

Llego al club y me empiezan a entrar los nervios. No veo a los hermanos desde la fiesta de Stark, y además con Loki las cosas nos fueron demasiado bien que se diga.

Cojo una bocanada de aire, la expulso y entro. Todo sigue absolutamente igual. Quizá esté siendo un poco dramática, no he estado tanto tiempo fuera. Solo han sido unas semanitas... Aunque vaya semanas.

Camino por el pasillo de los camerinos y entro en el mío. Está absolutamente como lo dejé, incluso sigue encima de la mesa aquel top precioso que me olvidé. Dejo las cosas en el sofá y me miro un poco al espejo para comprobar que el maquillaje sigue correcto.

Esta noche estoy anunciada en cartel, así que supongo que habrá mucha gente. Hasta los guardaespaldas rusos han sido contratados para vigilar la puerta por si a Strange o a alguno de sus súbditos se le ocurre venir.


Estoy preparada para salir cuando llaman a la puerta. La abro lentamente per una fuerte mano la termina abriendo por completo para tener acceso directo para abrazarme. Es Thor.

"Mi reina, ¿cómo estás? Me han contado todo... Si lo hubiera sabido..." Apoyo mi cabeza en su pecho y le respondo que todo está bien. Es mentira, pero por lo menos eso le ayuda a calmarse.

"Te he echado de menos muchísimo. Ni te lo puedes imaginar." Sonrío en su pecho y le doy un pequeño beso en la mejilla. Yo también lo he echado de menos. A pesar de que tenemos alguna que otra conversación pendiente, quería verlo.

Pasamos unos segundos en silencio disfrutando de la compañía del otro pero me veo en obligación de preguntar. "¿Y Loki, dónde está?" Thor me suelta del abrazo y suspira, eso no es buena señal.

"Desde aquella fiesta de Stark las cosas con él no han estado bien. Prácticamente ha dejado de llevar el club. Todavía sigue dolido por lo de Natasha, aunque no lo quiere reconocer." Agacho la cabeza y me llevo las manos a la cabeza.

"Pero no te preocupes, cuando se canse de las drogas y de las putas volverá, estoy convencido." Sus palabras suenan tristes, al fin y al cabo no deja de ser su hermano. "¿Y qué pasa si no lo hace?" pregunto. "Lo hará."


Después de un cuarto de hora, me toca salir a la barra. La misma ilusión de siempre se multiplica por cien. Hoy todo vuelve un poco más a la normalidad.

En el momento que pongo un pie sobre la pasarela los hombres comienzan a gritar y a soltar los primeros billetes. La megafonía anuncia mi llegada por todo lo alto. Y cuando llego a la barra siento verdadera felicidad.

Hago un breve y rápido repaso de la gente que hay y me alegra. Además de la nueva clientela, están los mismos de siempre. Y con eso quiero decir que en la mítica esquina izquierda está Stark tomando su Whisky.

También están los míticos niños de papá que venían de vez en cuando a avivar sus pequeñas pollas casi vírgenes. Incluso también está el mismo de siempre que intenta colarse en la zona vip para ver unas simples tetas de cerca.

En resumidas cuentas, el club está lleno.

Comienzo a bailar con más ganas que nunca. Arrastro mis caderas por la barra y agacho el culo hasta el suelo. Mi tanga rojo no deja mucho a la imaginación y eso gusta a los espectadores.

Sigo moviéndome al ritmo de la música pero por un momento dejo de bailar al ver quién ha venido. Su sonrisa torcida me hace saber que ya se ha enterado de que sé sobre su presencia.

Trato de ignorar que está al fondo de la multitud pero se me hace muy difícil. Sobre todo se me complica cuando veo que su mano acaricia levemente la zona del pantalón que cubre su entrepierna.

Ese gesto solamente sirve para obtener una reacción sobre mí, la de la humedad sobre mi tanga. Vuelvo a restregarme por la barra pero esta vez con el propósito de rebajar un poco mi calentón.

Aunque es imposible. Es imposible cuando detrás de todos los pervertidos está el rey de ellos. James.

Él mismo me había dicho que iba a venir, pero en el momento no me lo creí, pues está demasiado ocupado con los asuntos de Strange. Pero ya veo que lo decía totalmente en serio.

Bajo mis caderas hasta el suelo y provoco una buena reacción en la gente. Tan buena que los billetes vuelven a volar sobre mi cabeza. Giro mi cabeza hacia la esquina de Stark y ahí lo encuentro sonriendo como un tonto.

El show está a punto de terminar y la gente lo sabe. Los gritos se vuelven más fuertes y decido que este es el momento de jugar con el público.

Poco a poco doy vuelta por los bordes de la plataforma y saludo y coqueteo con varios hombres. Algunos meten billetes en mi ropa y otros simplemente se limitan a lanzarme piropos.

La última persona con la que cruzo miradas antes de dar por terminado el show es James, el cual me hace una señal para que nos reunamos en mi camerino. Me despido del maravilloso público y corro directamente a mi espacio personal.

Intento abrir la puerta pero sus manos me sujetan con fuerza y me empotran contra esta misma. "Te dije que vendría." Jadeo al sentir su aliento tan cerca de mi cuello. Sus dedos recorren mi cuerpo lentamente hasta que se cuelan entre mis muslos.

"Oh Dios... Da gracias a que la tela es negra, sino absolutamente todo el club se hubiera enterado de que estás empapada por mi culpa." Hace una leve presión sobre mi clítoris sacándome un gemido. "Aunque si lo pienso bien, no me hubiera importado ver cómo absolutamente todo el club se iba a casa duro."

Dios, cada vez James hace notar más su torcedura de los sitios públicos.

"Ahora como soy cliente VIP quiero un baile privado" pide. "Eso supondrá un dinero extra Señor Barnes." Él gruñe ante el apodo y no pierde el tiempo en meterme dentro del camerino y hacerme suya. 

Night ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora